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Mihaela Kerrigan
Imagen de Mihaela Kerrigan
Información del personaje
Servidor Los Errantes
Género Femenino
Raza Humana
Edad 16
Clase Paladín
Alineamiento Legal-Bueno
Ocupación Paladín
Lugar de nacimiento Lordaeron
Residencia Reino de Ventormenta
Afiliación Catedral de la Luz, Villanorte
Estado Viva

Biografía[]

Los Padres de Mihaela y Tremaya[]

Apartados de la entonces pequeña villa de Costa Sur, vivía un joven matrimonio. Él se llamaba Lance y la alfarería era su oficio. Cambiaba y moldeaba el barro al antojo de la demanda de sus clientes para crear recipientes o utensilios útiles para la vida cotidiana. El alfarero era humilde y vivía con lo justo junto con esposa, Liria. Ella ayudaba a las labores del campo y del hogar.

Sus propiedades eran pocas, pero todas ellas rústicas y bien mantenidas. Una pequeña cabaña, un pequeño huerto para subsistir y un pozo del que sacar el agua diariamente. También a su lado se podía ver un pequeño corral con algunos animales domésticos, los cuales aportaban los productos que ambos no se podían permitir con sus jornales.

El tiempo fue pasando y ella quedó en cinta. Los quebraderos de cabeza comenzaron para los dos pues poseían lo justo para mantenerse y pasar el día a día ajustados. La alfarería no era muy demandada en la zona, y los clientes no abundaban precisamente por la mano de Lance. El pasado invierno fue muy frio, lo que trajo un duro verano de calor y pocas lluvias. Es por esto que no hubo gran beneficio ese año por parte de los agricultores. Era un mal año para la economía del matrimonio y para la llegada del nuevo miembro de la familia.

Hubo que tomar una decisión, un cambio radical. Vender todo y continuar hacia adelante. Poco a poco y desde abajo, quizás se hicieran hueco en la pequeña villa con los demás. El problema fue que la situación les daba respeto. Ambos no necesitaban más que al uno y al otro, los demás estaban para el trato justo y limitado. Nunca habían vivido en fraternidad con otros vecinos, o trabajado codo con codo. Ambos pensaban que la idea no funcionaria, pero no les quedaba ninguna otra alternativa. Vendieron casa, huerto y corral. Ni los animales, grandes y pequeños, se escaparon de la venta. La mudanza la hicieron casi en el mismo día de las pocas pertenencias que tenían: ropa y algún utensilio para la casa o para la jornada laboral. Únicos caprichos que guardaban con anhelo, una el broche del pelo que él le regaló cuando eran tan solos adolescentes y comenzaban a conocerse, el otro una pipa tallada a mano que fue del padre de ella y conservaba como tesoro familiar.

Marcharon ambos hacia el temor de lo desconocido. Pero al llegar, una grata sorpresa tuvieron. El comprador de su finca resultó ser un hombre adinerado en la villa que sabía de su precaria situación. Sin dilación alguna los habitantes de la villa los recibieron como si se trataran de dos vecinos más a los que conocieron de toda la vida.

Él rápidamente tuvo oferta de trabajo, comenzar como peón de albañil por las mañanas y por las tardes ayudar en la forja del herrero. Gracias al trato que recibió, tenían rentado un techo y con lo que le sobraba llegaban más o menos para cubrir los gastos de la temporada. Ella rápido hizo amigas entre las vecinas y podría dedicarse plenamente a las labores del hogar y cuidar el retoño que venía en camino, que ya era más que evidente que a este mundo pronto iba a llegar.

Pasaron unos meses y tanto Lance como Liria se sentían como si toda su vida hubieran vivido en Costa Sur. Las construcciones pronto cesarían y se dedicaría de lleno a la herrería. Aprovecharía los tiempos libres para seguir con la alfarería y sacar un extra para él que venía en camino. Pensaban que allí vivirían felices el resto de sus días. Pero por desgracia, no todo es como pensamos y queremos.

Nota: Esta parte es común a la biografía de Tremaya Kerrigan.

El Nacimiento de la Primogénita[]

Un cálido día de primavera vino al mundo la primogénita del matrimonio a la que llamaron Tremaya. Fue un día de celebración, incluso recibieron pequeños presentes de vecinos y amigos para la pequeña. Pese que al principio la idea de ser padres les aterrorizaba, nada más tener a la niña en brazos se sintieron los más afortunados del mundo. A partir de ahora ella era su vida, pero la felicidad no es eterna.

Todo se esfumó cuando estalló La Segunda Guerra. La tranquilidad, los amigos, la ayuda desinteresada de los allegados… todo. Costa Sur fue devastada para la desgracia de Lance y Liria así como para todos sus habitantes. Todo ápice de felicidad y belleza de aquel lugar fue convertido en cenizas. La horda hizo estragos en el lugar.

Lance, sintió el deber de defender el honor de su familia y su hogar frente a la amenaza que se cernió sobre todo lo que conocían y dejó devastado todo aquel lugar. Se alistó pues como voluntario a la armada, para servir del lado de la alianza. Su inexperiencia en combate era alarmante, pero estaba dispuesto a aprender y ayudar en todo lo que pudiera.

Mientras tanto Liria tuvo que trabajar duro y sacar adelante a su hija recién nacida junto con otras mujeres que se encontraban en la misma situación. Sus maridos habían partido al frente y en ellas quedaba el peso de cuando los soldados volvieran a casa, tuvieran un lugar en el que descansar. Liria, no muy devota, comenzó a hacer alarde de todos los antiguos conocimientos que consideraba inútiles que su madre le inculcó de pequeña. Día y noche entre las tareas, oraba a la Luz prometiendo que devolvería el favor, si sus vidas volvían a la normalidad y su marido volvía sano y salvo a casa.

El primer año de Tremaya fue alarmante y movido, de refugio en refugio junto con su madre huyendo de los conflictos. Hasta que finalmente la guerra finalizó. Los supervivientes volvían a su hogar para reconstruirlo y no fue menos para Costa Sur. Todos los enviados al frente volvían uno a uno y los que no, con un mensaje del Rey a la familia en nombre de la Alianza de Lordaeron agradeciendo los servicios prestados y alabando los actos del caído en nombre de la Alianza. Liria temblaba horrorizada cada mañana que el mensajero real llegaba a la villa en reconstrucción y pasaba por delante de su puerta. Con fortuna siempre era de paso. Hasta el último día. Finalmente llamaron y ella temblorosa abrió la puerta para contemplar finalmente lo esperado. Lance, aunque magullado y ahora con alguna cicatriz más, volvía al hogar para encargarse de su mujer y su hija.

La reconstrucción del lugar y retorno a la rutina no fue nada fácil para los aldeanos de la villa. Tremaya creció rodeada en un ambiente de carencias y esfuerzos pero donde todos colaboraban con todos. Los lugares caídos no se reconstruirían solos y se tardó tiempo en ello.

Nota: Esta parte es común a la biografía de Tremaya Kerrigan.

El Nacimiento de Mihaela[]

Paso el tiempo y pronto llegaron buenas nuevas a la familia Kerrigan. Liria volvía a estar embarazada. Esta vez la noticia fue acogida con mucha alegría y gozo por el matrimonio. Para nada tenían la antigua situación, ahora tenían más poder económico y gozaban de la ayuda de amigos y vecinos si surgían problemas. Incluso el jefe de Liria fue comprensivo con su estado y mientras no trabajaba, les ayudaba con género o comida que sobraba de la posada en vez de pagarla para que así no tuvieran carencias. Pero todos esperaban una mala reacción por parte de Tremaya. Estaba acostumbrada a ser hija única y tener toda la atención. Quizás generara un poco de envidia con el nacimiento del nuevo bebé.

Sin embargo, la futura aprendiz de mago hizo alarde de una madurez y un conocimiento mucho mayor a los que la rodeaban. Al principio mostró indiferencia ya que consideró el embarazo de su madre algo natural, ya que según ella decía, sus padres se querían como el primer día. Más adelante, cuando se esperaba que la niña reaccionara como tal, se obtuvo todo lo contrario: Juró delante de sus padres que cuidaría de su hermano ya que era su deber como la mayor y que si ellos algún día faltaban no tendrían que preocuparse. Sus padres no podían estar más felices por ello.

Finalmente nació, una niña a la que decidieron llamar Mihaela, como a la madre de Liria. Mihaela de pequeña parecía muy despierta y atenta. Su hermana intentaba llenarla la cabeza de conocimientos. Algo le quedaba en ella pero rápidamente lo olvidaba.

Mihaela creció y se fue viendo unos rasgos en su personalidad admirables. Era bondadosa y buena, muy altruista y siempre compartía todo lo que tenía. Nunca fue caprichosa ni egoísta como otros niños. Pero pecaba la pobre de inocencia. Se creía todo lo que la decían y confiaba en todo el mundo como ella pretendía que confiaran en ella. Era una niña a la que podías engañar para quitarle el único juguete que tenía diciéndola que se lo devolverías un poco más tarde y si se lo devolvías a la semana te recibía con una sonrisa diciéndote que no te preocuparas por haber tardado tanto.

La Mudanza de la Familia[]

Pasaron los años y después de la calma vino otra gran tempestad. La plaga contaminó a todo Lordaeron. Grandes pérdidas se sufrieron con el azote de la plaga en estas tierras. Se perdieron familias, tierras, hogares… Fue un duro golpe para las gentes de aquel reino. Uno del que nunca se podrían reponer.

Los hubo que entre la confusión pudieron escapar, otros por desgracia no sabía lo que se les venía encima. Todo ocurrió demasiado rápido.

En una semana primaveral, la familia marchó con otros más a una villa cercana a la capital de Lordaeron. Allí Lance pretendía demostrar su maestría como herrero y enseñar sus mejores productos para intentar hacerse hueco entre clientes importantes, al igual que los demás artesanos que les acompañaban. Mientras ellos iban a los negocios, las mujeres iban a curiosear el mercado y los niños a jugar bajo la supervisión de alguno de los adultos.

Mihaela jugaba con otros niños a las afuera de la villa, bajo la supervisión de una vecina, amiga de su madre. Entonces los no-muertos comenzaron a surgir de la nada por todos lados. La posibilidad de reacción era mínima y los gritos y el caos se transmitía por todo el valle como el aire. La experiencia de Lance en combate y tener a mano en la herrería los utensilios apropiados fue lo que le salvó la vida y le facilitó una rápida reacción para llegar a la posada donde estarían sus hijas y su mujer, y el lugar en el que se alojaban en esta villa y su punto de reunión si alguno se perdía. Cuando llegó cerraron puertas y ventanas, antes intentando recabar en el interior de la posada a cualquiera que necesitara refugio.

Levantaron barricadas improvisadas, pero no aguantarían mucho. Lance se dirigió al piso de arriba para horrorizado comprobar que su mujer lloraba porque no sabía dónde estaba Mihaela y que en la posada no se encontraba. Con todo el dolor de la pérdida, Lance asumió desde el primer momento la muerte de su pequeña, mientras buscaba con lágrimas recorriendo su cara una salida en el piso de arriba hacia algún edificio colindante para que aquello no se convirtiera en una trampa mortal. Tremaya intentaba consolar a su madre, pero esta solo se dedicaba a orar y a pedir a Luz que su pequeña estuviera bien, con la ilusión de que siguiera con vida. En el ambiente flotaba la idea de que los paladines de la orden del Rey Terenas acudirían en su auxilio y todos serían salvados. El tiempo pasaba y las barricadas comenzaban a ceder, además no habría suficientes provisiones para todos. Eran demasiados los asaltantes y muy pocos los defensores capaces.

Finalmente desde una ventana colindante a un edificio con el tejado más bajo, consiguieron salir la familia y algunos más. Algunos decidieron quedarse en el interior pues veían el exterior inseguro. La masacre era patente en sus ojos con echar un simple vistazo desde la ventana a su alrededor.

Consiguieron huir de la villa dejando a algunos de los que le acompañaban en el camino al caer por los no-muertos. Intentaron en un comienzo huir hacia el norte pero vieron que aquello no era un ataque a su ciudad, sino una epidemia que se extendía rápidamente por toda Lordaeron. Comenzaron a viajar hacia el sur entre otros que habían conseguido escapar de la trampa mortal. Muchos habían perdido mucho, incluido parte de sus familias o estaban solos. El peligro estaba tan cerca de sus hogares que debían mirar por la seguridad de sus familias. Fue cuando decidieron coger lo imprescindible en Costa Sur y marchar de forma inmediata. Se alejaron de sus tierras natales más hacia el sur lamentando todo lo que perdían. Recibían algún ataque de la fauna local o bandidos que buscaban oportunidad. Esto disminuía su número pero lo compensaban con algún rezagado que se unía a ellos u otros viajeros que también se dirigían al sur.

Una noche llegó un matrimonio y con ellos una niña pequeña. Mihaela pasó andando delante de sus padres con el vestido rasgado, sucia y la mirada perdida. Lance no daba crédito al verla pasar y su madre tardó fracciones de segundos en abalanzarse a abrazar a su hija. La familia se volvió a reunir pero Mihaela estaba rara. Seguía con la mirada perdida, no hablaba y apenas reaccionaba a lo que se le decía. Parecía en shock. Pensaron que era normal, que cualquier niño saldría totalmente traumatizado al ver aquellas escenas y más si estuvo un tiempo vagando sola.

La pareja que la acompañaban dijeron que la encontraron dando vueltas algo alejada de Villa donde se encontraban. Ellos también procedían de allí y sufrieron el horror como ellos, para su desgracia, dejaron dos hijos en el camino y en sus rostros se notaba su pérdida. Cuando encontraron a Mihaela, parecía perdida y decidieron llevarla con ellos aunque en ningún momento despegó los labios para decir nada, ni tan siquiera su nombre o de donde era.

Viajaron como refugiados durante mucho tiempo hacia el sur. Entre todos consensuaron que el mejor lugar era entre los suyos, el reino de Ventormenta. Los enanos podrían ofrecerles algo de hospitalidad pero no sería un buen lugar para ellos para asentarse de nuevo. Algunos se quedarían por el camino al llegar al destino que se propusieron, pero realmente la caravana de viajeros se hizo grande y fuerte, ya que el hecho de viajar de una punta a otra del continente no era precisamente un viaje de pocos días.

Finalmente llegaron como refugiados de Ventormenta y tuvieron noticias de su tierra. Lordaeron había caído, escucharon la causa de todo, el levantamiento de los muertos y las noticias de la Tercera Guerra que se había sufrido en Kalimdor. Escucharon sobre la nueva Horda forjada y el levantamiento de No-Muertos capitaneados por la antigua Elfa Sylvannas Brisaveloz conocidos como Renegados. El panorama era desolador y Trabalomas se había convertido en un campo de batalla, no en un lugar donde poder reconstruir el hogar y volver a la normalidad como después de la segunda guerra.

Volver allí sería un suicidio ahora mismo. Esta vez no fue como antes para Lance. No sintió la llamada del deber, creía que su familia le necesitaba y su familia demandaba un nuevo hogar seguro y lejos de aquellos peligros.

Resignados solo les quedaba reubicarse en el reino de Ventormenta. Lance encontró trabajo como Guardia de la Ciudad por su antigua experiencia y veteranía y Liria siguió a las mismas labores que antes desempeñaba pero en otra posada. Lance trabajaba en la gran urbe, pero preferían vivir en el exterior a ella, en la tranquilidad de una pequeña Villa cercana. Tremaya desarrolló mucho sus estudios y con su potencial reconocido por los Magos de Ventormenta, fue acogida para sus estudios en la Torre de los Magos.

Nota: Esta parte es común a la biografía de Tremaya Kerrigan.

Adolescencia y Actualidad[]

Una mañana, Liria paseaba por la plaza llevando de la mano a Mihaela mientras realizaba los encargos del trabajo. Al pasar por delante de la catedral, la muchacha paró en seco y reaccionó mirándola de arriba abajo sorprendida. Su madre se quedó extrañada y la pregunto. Mihaela por primera vez en mucho tiempo le pidió permiso a su madre para entrar en aquel lugar ya que lo quería conocer. Su madre jubilosa ante tal hecho y que su hija volvía a hablar, dio gracias a la Luz casi con lágrimas y pensó que no había mejor lugar que ese para ello. Entraron ambas dentro a orar.

Desde entonces, Mihaela iba todas las mañanas a orar, aunque fuera sola. Uno de los sacerdotes se percató de su presencia todos los días a la misma hora y finalmente se acercó por curiosidad a ver si podía hacer algo por la muchacha. Ella le respondió con estas tiernas palabras “Lo siento si le molesté o le inquieté. Solo vengo a orar por las almas de mis amigos, ellos no pueden estar aquí porque los monstruos que aparecieron se los llevaron”. La muchacha temblaba al decir tales palabras, era la primera vez que enfrentaba la escena en su cabeza de como los no-muertos devoraron a sus amigos y ella tuvo que huir para salvar su vida sin poder hacer nada. El sacerdote vio en ella eso que hace destacar a una persona, y en Mihaela era la bondad y la sinceridad de sus palabras. Le enseñó el lugar como visita guiada y le contó la historia de la catedral así como todo lo que concierne a la Luz. Mihaela llamada por la curiosidad fue todos los días para aprender más. Finalmente dada por su vocación, acabó aprendiendo e instruyéndose entre los sacerdotes. Según comenzó rodeándose de aquella gente, descubrieron en ella ese don que la Luz otorga algunos escondido en su interior.

Fue así como Mihaela comenzó su instrucción en la Catedral de la Luz y más tarde la enviaron a Villanorte para poder ampliar sus estudios y su práctica. Mihaela quería recorrer la senda del Paladín, para ayudar a los desfavorecidos y evitar las situaciones que se vio obligada a vivir con los no-muertos. Fue desarrollándose, pero lastraba con ella aún el pecado de la inocencia y el exceso de confianza en los demás.

Su hermana sin embargo se dedicó al profundo estudio de la magia entre otros magos más experimentados y en cultivar y desarrollar su poder. A pesar de estar en lugares distintos, cualquier excusa era buena para que las hermanas se volvieran a reunir y juntas fueran a visitar a sus padres. Ambas estaban muy unidas y no iban a permitir que las separaran.

En los últimos días de la última visita a sus padres, Mihaela contó en casa que le habían encomendado un instructor de buen nombre y con habilidad y experiencia. El nombre de tal instructora era Lana Stirling y al parecer los sacerdotes del lugar tenían bastante estima y fe en sus habilidades. Pero que debía viajar al frio norte. Esto cogió a todos de sorpresa, Mihaela era aún demasiado joven.

Lance viajó a Villanorte para informarse de primera mano de los sacerdotes de lo que consideraba un viaje peligroso para su hija menor. Ellos le tranquilizaron y apaciguaron y dijeron que todo corría de su cuenta que no debían preocuparse. Lance pidió que al menos su hermana mayor la acompañara en el viaje. Eran inseparables y Tremaya ya demostraba cierta independencia en su campo dentro de la magia, aunque aún le quedaba camino por recorrer. Los sacerdotes accediendo aludiendo que conocían las historias de las hermanas Kerrigan, que no era ningún secreto para ellos ya que Mihaela compartía todos sus buenos pensamientos con ellos.

Así pues, ambas hermanas se prepararon para el primero de sus viajes. Un viaje que jamás olvidarían.

Apariencia[]

Su pelo largo, Castaño claro y un poco rizado deja entrever un rostro que recuerda de un simple vistazo la juventud sin poder apartar la mirada de sus magnéticos ojos azules como el océano.

Con tan solo 16 años, en su figura ya se puede ver los bellos rasgos de una mujer. A pesar del ejercicio y entrenamiento que practica no es muy atlética sino más bien de una complexión delgada.

Es una joven coqueta aunque simple y natural que viste de forma sencilla y recatada sin nada ostentoso ni extravagante, lo que deja ver su humildad a primera vista.

Carácter[]

Bondadosa, altruista y de buen carácter son las grandes virtudes que destacan en Mihaela. Es una persona tremendamente amable y sincera pero con un enorme defecto: confía en cualquiera y espera de lo demás lo que ella concedería para ayudar. Ajena al verdadero ser que pueda ser quien se le acerque, ella siempre brinda su ayuda o cualquier cosa que tenga en su posesión si esto facilita o ayuda a la vida del prójimo que cree que necesita esa ayuda.

A causa de esto, Mihaela ha sido victima de engaños y de hurtos en su propia presencia sin ser consciente de ello, al esperar lo mejor y la sinceridad de los demás. Aún después siendo consciente del mal acto hacia su persona, ella lo racionaliza como algo bueno que ya le devolverán o que ese chico no tardará en volver arrepentido por su pecado.

Sin embargo, aparte de todo esto, Mihaela sufre en su interior un terrible recuerdo reprimido. Cuando escapó de Lordaeron. Ella nunca contó en mucho detalle que ocurrió ni nunca saca el tema sobre ello. Es un diálogo que evade con facilidad y educación en cuanto puede.

Desde su instrucción, los sacerdotes de Villanorte descubrieron en ella "algo" que la hace especial, pero que solo se representa en ella en determinadas circunstancias. Dicen que emana un fuerte poder y una gran y cercana compresión a la Luz, así como un alto grado de madurez que no posee normalmente. Es por ello que piensan que tiene un gran potencial y encomiendan a su nueva instructora, Lana, el descubrimiento de este rasgo y el porqué de su manifiesto.

Familiares[]

  • HumanoLance Kerrigan: Padre de Tremaya y Mihaela y esposo de Liria. Afable padre de familia, veterano de guerra y antiguo herrero. En la actualidad trabaja como Guardia de Ventormenta.
  • HumanaLiria Kerrigan: Madre de Tremaya y Mihaela y esposa de Lance. Bella y joven madre con una dura vida de guerras y carencias a sus espaldas. Actualmente trabaja en la posada de una villa cercana a Ventormenta. Se siente enormemente orgullosa de sus hijas. Gran devota de la Luz.
  • HumanaTremaya Kerrigan: Hija y hermana mayor de la familia Kerrigan. Muy inteligente, avispada, astuta aunque algo seria y desconfiada. Muy cercana y agradable con sus allegados, sobre todo con su hermana. Actualmente se encuentra viajando al norte junto con Mihaela.
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