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Deisa Veniant
Imagen de Deisa Veniant
Información del personaje
Servidor Los Errantes
Título Condesa, Baronesa, Campeón Caballero, Lady
Género Femenino
Raza Humana
Edad 32
Clase Dama de la Muerte (2ª Gen)
Alineamiento Caótico Neutral
Ocupación Señora de la Casa Veniant
Lugar de nacimiento Valle del Terror
Residencia Afueras de Villa del Lago
Afiliación Grupo y Casa Veniant, Casa de Nobles, La Alianza
Estado No-Muerta

Parte de esta Wiki permanecerá sin redactar por motivos de Rol.

Trasfondo

Juventud

Nacida en el mismo año en que se abriría Portal Oscuro. Hija de Édgar Veniant, caballero de Lordaeron, y Ágnes Bondure, comerciante y burguesa. Fue dejada de lado por su padre al poco de nacer, debido al estallido de la Primera Guerra. Durante los siguientes cinco años, los varones Veniant lucharon en el reino de Ventormenta, mientras Ágnes y su padre Henry cuidaban de Deisa y dirigían la Casa Veniant.

Cuando pasó la guerra, Deisa pudo ver por primera vez a su padre. No sabía bien qué pensar de él, pero no le inspiraba confianza. Para ella, Édgar era un extraño. La primera mirada que pudo echarle estaba cargada de rencor, por no haber estado presente en su vida hasta entonces. Por este motivo, Deisa no se sorprendió demasiado cuando su padre volvió a irse al año siguiente.

Aunque Édgar volvía por su hogar alguna vez durante la Segunda Guerra, Deisa comenzó a preferir la idea de que no tenía padre, ya que este no le prestaba atención ni siquiera cuando estaba presente. Su madre trataba de estar con ella, pero no podía encargarse de todo, ni cuidar de ella todo el día, de modo que solía quedar a cargo de algún siervo o sin vigilancia alguna.

Según pasaba el tiempo, Deisa comenzaba a parecer cada vez más un pequeño monstruito. Tendía a ir sucia, no tenía modales ni educación alguna, e incluso a veces atacaba o mordía al servicio, riéndose en ocasiones tras ello. Solía estar callada, y no le gustaba que nadie se acercase a ella. Entre los trabajadores de la Casa Veniant se llegaron a escuchar los términos 'poseída' y 'endemoniada' .

A los ocho años, Deisa sabría por su padre que tenía una hermana pequeña. Édgar no había tenido reparo alguno en decírselo, casi como una puya, aún si esta hermana era una bastarda, nacida de una relación de su padre con una sirvienta. Se vería forzada a acompañarle hacia el Reino de Ventormenta, o lo que quedaba de él, para dejar a la recién nacida en manos de un sacerdote de la más apartada abadía que pudo encontrar en pie.

Nada más volver de su viaje, Deisa comenzó a practicar con la espada, esperando alistarse en el ejército cuando tuviera edad suficiente. Con el tiempo, su tío Hudor le regaló su primera espada propia, que con el paso de los años se convertiría en la hoja favorita de Deisa: Decapitadora.

Durante estos años, Ágnes apenas podía estar con Deisa. Édgar había tomado el control de la Casa y de su hogar, dejando a su hija pobremente atendida, mostrando que no era precisamente una hija deseada para él. Esta fue la época donde los rumores sobre malos tratos y un comportamiento deplorable por parte de Édgar se harían más comunes y duros.

Servicio Militar

Al llegar al ejército regular como recluta, los soldados no confiaban demasiado en ella para el oficio, dado que no sólo era mujer, sino también bastante jóven. Sin embargo, el descender de un linaje militares le daba algo de credibilidad.

Más pronto que tarde se haría notar su agresividad en combate, y la gran cantidad de ira acumulada que dejaba salir a través del mismo. Al menos, normalmente esto no le daba problemas a la hora de actuar como debía, salvo que la provocasen demasiado.

Una anécdota destacable de aquellos años, cuando Deisa tenía unos dieciséis, cuenta que otro de los soldados intentó abusar de ella. Al parecer, el muchacho en cuestión no pudo volver a tener relaciones con normalidad tras lo que le hizo ella.

Pasó el tiempo, y Deisa cumplió correctamente con lo que cabría esperar de ella como soldado. Quizás era demasiado osada, algo reticente a cumplir órdenes de algunos oficiales, y demasiado agresiva; pero hacía bien su trabajo, fuesen prácticas, contra bandidos, orcos, trols, ogros, o cualquier otra amenaza para el reino de Lordaeron.

Y, como es normal, quiso estar a la altura cuando los muertos comenzaron a levantarse. Participó en buena parte de la campaña contra el Azote, e incluso quiso acompañar a Arthas hacia Rasganorte llegado el momento. Sin embargo, una emboscada del Culto de los Malditos la retrasó lo suficiente como para impedir que se sumase al viaje, aunque saliese airosa de ella. Durante esta época, Deisa escalaría aún más puestos, llegando al rango de Campeón Caballero de Lordaeron.

Caída y no-muerte

Aún cuando el Príncipe Maldito regresó y asesinó a su padre, Deisa continuó combatiendo junto a las varias resistencias de Lordaeron. Al menos, así fue hasta que Arthas se dirigiese hacia Andorhal, en busca de la urna donde reposaban los restos del Rey.

Durante la defensa del lugar, Deisa cayó en combate. Aunque no falleció, varios agentes del Culto de los Malditos se la llevaron, dejándola en lo que hacía tiempo había sido su hogar: La mansión Veniant, situada en el recientemente nombrado Valle del Terror.

Allí, Édgar torturaría su ya quebrada mente y su alma hasta convertirla en una Dama de la Muerte. Pero no se quedó ahí, sino que varios cultores fueron sacrificados para darle más poder. Quería hacer de Deisa la campeona de los Veniant. Una campeona de la Plaga.

Recibió un nuevo atuendo, una nueva espada y habilidad en el manejo de la sangre. También le fueron entregadas dos mascotas: Un murciumbrío descomunal, al que llamaría Murci, y un destrero no-muerto. Estaba preparada para sembrar el caos y la muerte en nombre del Rey Lich.

Y así lo hizo, con una eficacia digna de lo que Édgar quería. Asesinó soldados, inocentes, familiares... ningún hombre corriente parecía capaz de detenerla. Era demasiado poderosa, y su padre se daría cuenta de ello de la peor de las maneras.

Liberación

Cuando el Rey Lich comenzó a perder poder, Deisa pudo librarse de su control. Era consciente de todo. Lo que le habían hecho, lo que le habían obligado a hacer. Aquello la desquició, aún más de lo que ella ya estaba. En cuanto tuvo oportunidad, cobró venganza contra su padre.

Sin embargo, aquello no la dejó satisfecha. No sabía qué hacer, y realmente tampoco le daba demasiada importancia. En aquel momento sólo quería tranquilidad, poder tomar sus propias decisiones, y que nadie la molestase. Comenzó a vagar por Lordaeron, sin rumbo ni propósito.

No tardó en darse cuenta de que, ahora más que nunca, no podía ignorar la sed de sangre que crecía en su interior. Tampoco podía acallar las voces que le susurraban a gritos desde las sombras. No podía simplemente no hacer nada. Así, comenzó a trabajar de mercenaria, luchando por aquellos tan osados o despreocupados como para contratarla. No tenía apenas en qué gastar el dinero, pero al menos estaba entretenida y podía apagar su sed.

Pasaron los años, pero Deisa seguía igual. Combatir, cobrar, descansar en silencio. Aquella era su rutina, siempre que no encontraba algún compañero entretenido con el que pasar una noche de taberna o de campamento, cosa que no solía ocurrir a menudo.

Las cosas no cambiaron mucho cuando la Alianza comenzó a recibir como 'iguales' a los Caballeros de la Muerte. Aquello fue un simple cambio de aires. Se topó con alguna persona interesante, continuó trabajando de mercenaria, ahora mayormente para la Alianza, e incluso encontró a su hermana, aunque esto último no fue muy reseñable para ella.

Resurgir de la Casa Veniant

Nada cambió hasta la llegada de Alamuerte, el Destructor, con el consecuente Cataclismo. Fernán Devólia pudo localizarla, sugiriéndole entonces tomar el mando de los restos de la Casa Veniant, y subvencionar un grupo militar que tratase de dar nuevas oportunidades a quienes más las necesitaban: No-Muertos, vagabundos, exiliados, condenados al servicio militar, y personas en general despreciadas por la sociedad, como usuarios de artes oscuras.

Aunque Deisa no tenía gana ninguna de vigilar o cuidar de la Casa y el Grupo, le pareció interesante poder ser la 'jefa' por una vez. Con suerte, podría empezar a tomar las riendas y que se hiciese su voluntad. En realidad, esperaba poder entretenerse con aquello. Quizás podría tener a personas haciendo cosas estúpidas para ella, sólo porque ella lo dijese, o tener su propia fortaleza. Las ideas, aunque no muy convincentes, volaban por su cabeza, aún si no llegaban a despertar su entusiasmo del todo.

No pasó mucho tiempo hasta que se diese cuenta de que nada de lo que ella pensaba iba a ocurrir. Los reclutas normalmente llegaban con el nivel de no distinguir la parte afilada de una lanza, ni mucho menos con ganas de obedecer órdenes. Para colmo, algunos oficiales como Rodeler Zecker, instructor militar, o el mismo Fernán cuestionaban sus órdenes y desechaban sus opiniones de continuo.

Aquello la irritaba sobremanera. En ocasiones, solía dar órdenes estúpidas o demenciales con tal de ver si alguno de los presentes las obedecía, como en teoría debía ser, cosa que pocas veces funcionaba. Del mismo modo, no se cortaba con los castigos, aunque realmente era bastante suave en comparación con otros grupos, incluso dentro de la Alianza.

Hasta la fecha, Deisa continúa a la cabeza de la Casa y el Grupo Veniant, procurando dejarles a su suerte cuando se ve sin ganas o fuerzas para soportarles, y tratando de mantener el control y la autoridad que debería tener como señora de la Casa.

Matrimonio

Una época importante para ella fue cuando conoció a Marcus Krigthon, antes incluso de la conformación del Grupo Veniant. Lo que comenzó como una amistad, no tardó en parecerse a un romance entre ellos. Aunque Deisa se mantenía junto a Marcus más por entretenimiento que nada, él parecía cada vez más sentir bastante afecto y apego por ella.

Su relación fue evolucionando, y, eventualmente, contrajeron matrimonio. Nunca quedó muy claro hasta qué punto este matrimonio se consideraba legal en la Alianza, pero, por este mismo motivo, procuraron acercarse lo máximo posible mediante buena cantidad de papeleo. Aquello la catapultó al título de Condesa, por el que ella nunca se preocupó demasiado.

Matrimonio Deisa2

Marcus, su típico corazón de escarcha, Deisa y Rodeler.

Sin embargo, el interés de Marcus por Deisa degeneró rápidamente. Actualmente, Deisa apenas soporta tenerle cerca, mientras que Marcus pasa largas temporadas alejado de ella o del Grupo, aunque siempre suele ser con excusas factibles. La mayor parte del tiempo que pasan juntos lo pasan enfrentados, normalmente por la desgana de él y la fácil irritabilidad de ella.

Los rumores y afirmaciones sobre una relación de 'algo más que amistad' entre Deisa y Rodeler, instructor militar de la Casa, se han ido haciendo cada vez más presentes con el paso del tiempo. Aún así, Marcus no parece haber tomado cartas seriamente en el asunto.

Conflictos

Mientras todo esto ocurría, desde la creación del Grupo Veniant, varios conflictos surgieron y se esfumaron en las Tierras de la Peste, principal lugar de actuación de la Casa. Por estos conflictos, tanto la Casa Veniant como la propia Deisa comenzaron a tener relación forzada con diversos grupos de la Alianza, de los cuales mayormente ninguno quería mantener trato con ellos, creando roces, enemistados o enfrentamientos contra los Veniant, tales como la Casa Halford, quienes, según llegó a los oídos de los Veniant, preferían antes colaborar con la Cruzada Escarlata que con ellos.

Por el contrario, otros grupos mantuvieron buena relación temporal con los Veniant, pero siempre tendían a olvidarse de ellos una vez se terminaba el trabajo o el suceso de turno. Entre estos casos, uno que acabaría siendo importante destacar en el futuro, sería una ayuda a la Casa Landcaster contra los invasores que amenazaban la seguridad de Villa del Lago.

Otro grupo con los que se tuvo este tipo de trato temporal fueron la Casa Il'Amare, quienes serían los únicos, de entre muchos, que cumplieron su palabra de colaborar en la Campaña en Tirisfal, paralelo a la La Guerra de las Dos Hordas, ganándose el respeto de los Veniant y, en parte, de Deisa.

Varios sucesos para con la Orden del Alba de Plata, a la que pertenecía entonces Marcus Krigthon, terminaron con el abandono de la misma por su parte, y con una pésima imagen de cara a los Veniant y Deisa. Entre dichos sucesos se incluyen mayormente incidentes por desinformación interna en la orden, y el faltar varias veces a su palabra de colaboración, destacando especialmente la campaña antes mencionada.

Respecto a organizaciones neutrales, varios hombres de la Hermandad de la Luz y la Cruzada Argenta, dirigidos por Varadros Temple mantuvieron enfrentamientos con los Veniant, tratando de provocar el abandono de sus puestos o la imposición Argenta sobre los mismos, saltándose estos toda neutralidad.

Ante todo esto, Deisa nunca supo del todo cómo reaccionar. Se había visto envuelta en un mundo del que no quería formar parte y que no le generaba interés alguno. Sin pretenderlo, su nombre y su rostro comenzaron a ser símbolo de desprecio, rabia u odio para grupos y personas de los que ella no quería saber nada, o que ni siquiera conocía; mientras que otros se acercaban a ella para pedirle favores o tratar de asuntos que ella no quería tratar, como alianzas o colaboraciones.

No tardaría en dejar de sorprenderse de la cantidad de normas que aquellos grupos eran capaces de saltarse, con tal de hacer ver ese desprecio y asco que les tenían a ella y a sus hombres. Desde traiciones a la propia facción, hasta invenciones con el único propósito de darles mala imagen.

Sólo sabía que aquellas personas la molestaban sin motivo alguno, que eso la enfurecía e irritaba, y que algún día les pensaba pagar con la misma moneda.

Villa del Lago

Hace poco, Deisa adquirió la anteriormente conocida como mansión Landcaster, aprovechando su precio reducido por varios motivos. Esto, junto a su traslado, despertó un conflicto con los anteriores propietarios, quienes mostraron un claro desagrado respecto al Grupo y la Casa Veniant, incluida la misma Deisa.

Los primeros rumores apuntaban no sólo hacia la compra de la mansión, sino también de la baronía con el título incluido. Los Veniant recibieron visitas de varios nobles, tales como la Casa Von Khanstein, con intención de mantener relaciones y tratos cordiales o beneficiosos para los diversos grupos; mientras que otros trataban de desacreditarles y forzarles a abandonar su actual vivienda, para mandarles de vuelta a donde no se les pudiera ver más.

Continuando con el tira y afloja entre los Landcaster y los Veniant, finalmente Deisa se hizo con la Baronía que en un principio se rumoreaba, título incluído, mediante un exagerado pago a la corona del reino de Ventormenta. Aunque varias personas especulaban con diversos motivos de la compra, la idea estaba bastante clara en la cabeza de Deisa: Lo hacía única y exclusivamente por molestar.

Y eso es todo por ahora. Ya seguiré contando cuando ocurra algo destacable.

Apariencia

En términos generales, Deisa posee un cuerpo propio de una militar, atlético, tonificado y en buena forma, pero no musculado fuera de lo común, sin haber perdido la forma propia de una mujer. Es algo más baja de la media, y su estado actual remarca su palidez natural.

Tiene varias cicatrices de batalla, previas y posteriores a su actual condición, pero ninguna que resalte sobre las demás de forma exagerada. Un detalle a tener en cuenta es un tatuaje de un halcón negro alzando el vuelo entre el hombro derecho y la espalda, símbolo de la Casa Veniant.

Su rostro se ve algo marcado, sin estar demacrado ni demasiado delgado. De labios carnosos, nariz pequeña y ojos grises redondeados y sin brillo. Se muestra desprovisto de emociones, salvo alguna sonrisa enigmática y espontánea, con o sin motivo. Su pelo, negro, cae hasta poco más de sus hombros en una melena ligeramente ondulada, a veces tapándole parte del rostro.

Sus manos son fuertes, pero comunes. Denotan que ha utilizado objetos pesados y armaduras en ellas durante muchos años, sin necesidad de ser estas demasiado grandes ni hinchadas.

Suele portar una de las siguientes dos armaduras:

  • Blanca y Negra: Se trata de una armadura que aparenta en parte un esqueleto, adornada por calaveras y huesos. Su calidad es buena, pero no demasiado superior.
  • Roja: Una armadura con detalles afilados, adornada por calaveras. Se trata de una armadura de alta calidad.
  • Siempre lleva su Espada Decapitadora.

Carácter

Por lo general se muestra distante, fría, y no suele tener la iniciativa a la hora de relacionarse con nadie. Normalmente mantiene una expresión neutra, desprovista de emociones; rara vez se la puede ver sonreír de un modo inquietante, y normalmente sin motivo aparente.

En términos simples, Deisa está más ida que otra cosa. Suele estar en su propio mundo, y si está en este es sólo para sus propios fines. No se deja mangonear por nadie, y si tiene oportunidad de manejar a otros lo hará, aunque no tenga nada que ordenar o pedir, normalmente por mero entretenimiento o por incordiar.

Aunque por norma general suele evitar el trato con otras personas, o grupos si se trata de la Casa o el Grupo Veniant, podrá resultar de lo más creativa a la hora de incordiar a quienes insistan en molestarla. Nunca olvida una ofensa o una molestia, por lo que es bastante rencorosa.

En varios aspectos, sigue siendo una niña. Una niña malvada, caprichosa y algo autista, pero una niña. En otros, sigue siendo como un animal salvaje, reservado, huraño, agresivo y brutal; aunque dada su condición suele ser más comparada con algún ser de la Plaga, pese a que este comportamiento sea anterior a ello.

No es recomendable para la salud verla enfadada. En batalla, Deisa se asemeja más a un grunt orco que a un soldado humano. O al menos así era antes de ser tornada en Dama de la Muerte. Ahora es incluso peor, ya que su condición actual acrecenta su sed de sangre natural. No se preocupa en absoluto sobre el daño que pueda sufrir ella misma o cualquiera a su alrededor. Mantendrá una ofensiva total hasta haber reducido a su rival.

Respecto al sadismo, sigue un patrón similar. Cuando estaba viva disfrutaba haciendo sufrir a los demás, y, ahora también es una necesidad. Aunque no tiene por costumbre dañar a la gente sin motivo, ni hacerlo ella misma salvo que tenga interés por la víctima, cualquier excusa será suficiente para que decida que alguien debe ser castigado.

Familiares

  • Humano Nargom Veniant: Abuelo paterno (Fallecido)
  • Humano Cultor Édgar Veniant: Padre (Fallecido)
  • Humano Hudor Veniant: Tío paterno (Fallecido)
  • Humano Henry Bondure: Abuelo materno (Fallecido)
  • Humana Agnes Bondure: Madre (Fallecida)
  • Humana Lottie Bondure: Tía materna (Fallecida)
  • Humano Zedock Laubert: Tío político (Fallecido)
  • Caballero de la Muerte Malverik Laubert: Primo materno (No-Muerto)
  • Huargen DK Marcus Krigthon: Marido (Huargen No-Muerto)
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