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Alliance
Arthur Lunasangrante
Imagen de Arthur Lunasangrante
Información del personaje
Servidor Los Errantes
Apodo La Furia de la Tormenta / El Guerrero de la Luna Llena
Título Noble de Gilneas
Género Masculino
Raza Huargen
Edad 36 Años
Clase Guerrero
Alineamiento Legal Bueno
Ocupación Guerrero y Herrero
Lugar de nacimiento Gilneas
Residencia Ciudad de Ventormenta
Afiliación La Alianza
Estado Vivo

Trasfondo[]

Se miró al espejo, vestido de novio, con una mirada de orgullo, Arthur Lioncourt es el primogénito de tres hermanos de la Familia Lioncourt. Noble Gilneano que se había ganado su respeto y su posición gracias a su fidelidad en el ejército de Gilneas.

Su familia, había pactado con la Familia de Nobles "Lo Blue" que sus primogénitos, contraerían matrimonio, con la edad de 17 años, así que Arthur tenía que casarse con la hija de los "Lo Blue". Su madre entró para verle, una mujer de pelo castaño y ojos verdes, como los que había heredado su hijo y lo abrazó,él le siguió el abrazo momentáneamente y luego suspiró con un leve gruñido que salía de sus labios.

-Anna: Estás precioso, pronto será el gran momento.

Miró a su madre unos instantes, clavándole la mirada directamente, en postura seria y a la defensiva, se mantuvo así unos instantes y luego comenzó a hablar.

-Arthur: ¿Esto es lo que queréis para mí? ¿Qué me case con una mujer a la que he visto unas cuántas veces y que apenas siento algo por ella? No es honorable este acto, ¿Por qué este matrimonio de conveniencia, cuando el amor es como el orgullo y el frenesí en la batalla y más aún cuando los tumbas o dominas, o el honor de ser conmemorado en el ejército y ser reconocido por actos honorables y heroicos? Esto no es honorable... *Dijo mientras apretaba los puños y la miraba más serio aún*

-Anna: Hijo, los "Lo Blue" son viejos amigos de toda la vida, nada nos alegra más a ambas familias que veros uniros en matrimonio y compartir tierras y sangre. Además, Elizabeth, tu prometida es muy bella, se que seréis muy felices.

-Arthur: ¡Y QUE HAY DE NOSOTROS! ¿¡Es que nadie tiene en cuenta nuestros sentimientos?! ¡¿Qué más dará poder adquirir unas tierras, cuando el precio que se paga es elevado para algunos?! *Dijo mientras miraba a su madre, alzando la voz y mirándola desafiante*

-Anna: Cálmate hijo mío, *dijo acercándose sin miedo alguno y abrazándolo al tiempo que le susurraba estas palabras al oído* puede que ahora no lo veas, pero, con el tiempo verás que hicimos lo correcto. Es la hora de comenzar vuestra unión a la luz...

Arthur y su madre salieron de la habitación y salieron de su casa, un caballo ya preparado los esperaba para ir a la Catedral del Alba, las calles se congregaban de gente haciendo sus quehaceres diarios. Por fin llegaron a la Catedral del Alba, muchos esperaban este día con deseos y ansias.

Entró lo más rápido posible a la catedral, al poco, en carruaje de bajó una mujer vestida de novia, su velo, le tapaba la cara, subió con elegancia las escaleras de la catedral y el sacerdote unió a Arthur y a Elizabeth en matrimonio, tras la ceremonia.

Nueve meses después de su matrimonio, en el año 13 D.P., cuando ambos tenían 18 años, Elizabeth dio a luz a dos preciosos mellizos, un niño y una niña con el color de pelo de su padre, pero con el color de ojos Azabache de su madre.

Los años pasaron y Arthur ascendió a Teniente del Ejército de Gilneas, cuando la maldición Huargen comenzó en Gilneas, Arthur fue a por su familia. Entró en su casa y vio a sus seres queridos aún con vida, estaban recogiendo lo que podían, entre las cosas el dinero y la ropa.

-Elizabeth: ¡Arthur, esposo mío, tenemos que detener esta locura o huir! *Dijo mientras corría a abrazarlo con fuerza, llena de felicidad por una parte, pero temiendo por su familia por otra parte*

-Arthur: ¿Huir? Nunca dejaremos Gilneas a su suerte, lucharemos hasta el final y triunfaremos, esposa mía, debemos permanecer juntos *dijo en su tono orgulloso, mientras le correspondía el abrazo y luego la beso. Tras eso, miró a sus hijos, tenían una espada y un escudo cada uno y se habían hecho con una armadura y les dijo* Espero que vuestros entrenamientos os den sus frutos.

Los chicos miraron a su padre, tenían 15 años y sus jóvenes rostros mostraban algo de terror por lo que estaba pasando, pero también valentía y coraje por defender su reino y poder mostrarles a todos lo que habían aprendido.

-Arthur Jr.: Padre, ¡lucharemos por nuestra familia y por nuestro reino!

-Dherts: ¡Gloria a Gilneas padre, por Cringris que mataremos a esas sucias bestias!

Se prepararon, para defender a su madre, Arthur delante de su esposa y los niños, uno a cada lado de su madre, conseguían repeler a los Huargen salvajes que venían de un lado a otro con sed de sangre, las calles eran un auténticos caos, gritos por todas partes, sonidos del acero al cortar la carne de sus enemigos, partes de carretas destrozadas por todo el suelo, al igual que la fruta y otros objetos que yacían al son del viento y estaban empapados por la lluvia. Mientras avanzaban a la Catedral del Alba protegiendo a su madre, varios Huargen acorralaron a los Lioncourt. Arthur y sus hijos, hicieron una especie de escudo, para proteger a su madre, ella estaba en el centro y sus hijos y su marido a su alrededor.Uno de los huargen se intentó abalanzar sobre Dherts, esta, repelió al enemigo con éxito de un escudazo en la cara que lo dejó atontado durante unos instantes. Arthur Jr. consiguió propinarle un rápido tajo con su espada al cuello de una de las bestias la cuál murió inmediatamente en un aullido de dolor. Conforme mataban a esas bestias, otras llegaban con sed de sangre, parecían acorralados, Arthur miró a su familia en un rápido vistazo y les dijo:

-Arthur: Vaya, quizás sea la última batalla de los Lioncourt

-Elizabeth: ¡No... no pienso veros morir, ni pienso morir aquí!

-Dherts: Nada podrá contra los Lioncourt, ni siquiera vosotros bestias... ¡moriremos luchando! ¡Los Lioncourt siempre triunfan!

-Arthur Jr.: Preparémonos... hermanita, padre... hora de dar lo mejor de nosotros. ¡Larga vida a los Lioncourt!

Una bestia se abalanzó sobre Arthur, este la frenó con su espada de dos manos. Comenzó una lucha de hombre contra bestia, Arthur miraba a los ojos de la horrible bestia que no paraba de gruñir e intentar morderlo, sus ojos rojos como la sangre no le daba miedo, ya que él la miraba firme y sin titubear, además el Huargen tenía fuerza, pero Arthur lo podía aguantar. Un grito de su esposa hizo que se girara un momento, bajando la guardia contra su enemigo el cual aprovechó para darle un mordisco en su hombro izquierdo. Elizabeth había sido mordido en el cuello y estaba en el suelo, intentando quitarse la bestia de encima que parecía tener las de ganar pero de repente, cayó ipso facto tras el sonido de un rifle descargando un proyectil, más disparos les siguieron y todas las bestias cayeron en un aullido de dolor. Unas cuantas personas le hacían señal de que avanzaran hacia ellos. Los Lioncourt y los supervientes llegaron a la Catedral de la Luz, el estado de Arthur y su esposa no parecía muy saludable desde que recibieron ese mordisco y al poco tiempo se transformaron en Huargen.

Dherts y Arthur Jr. huyeron de la Catedral del Alba, permanecían juntos repeliendo y matando a esas bestias salvajes. Arthur Jr. miró a su hermana un momento y esta no paraba de derramar lágrimas, su rostro mostraba impotencia y dolor por la pérdida de sus padres y porque esas cosas los habían transformado en uno de ellos, Dherts luchaba con más furia que nunca, la furia y el orgullo heredado de su padre. Arthur Jr. trataba de no llorar reprimiendo las lágrimas y luchando de la misma manera que su hermana. Consiguieron refugiarse en el Poblado Valletormenta, cuando empezó el ataque renegado.

El rostro de desesperación se dibujaba en ambos hermanos, cuando el ataque renegado comenzó, los esqueletos andantes, amenazaban Gilneas mientras que los Huargen salvajes habían "matado" a sus padres. La lluvia caía sobre Valletormenta, las armaduras de ambos hermanos estaban empapados, al igual que sus rostros y cuerpos que estaban calados hasta los huesos, Arthur Jr. miró a su hermana y esta, le devolvió la mirada, una mirada de orgullo, impotencia, y ganas de venganza al igual que ella, veía en su hermano la misma mirada.

Ambos hermanos siguieron luchando con un grupo, en el intento de recuperar la ciudad ambos hermanos lucharon codo con codo, desatando su ira y orgullo en los enemigos, por el frenesí de la batalla se separaron del grupo y se toparon con un pequeño grupo de no más de 5 renegados, estos se percataron de la presencia humana y comenzó una batalla en la cuál los mellizos tenían una desventaja. De repente, un aullido Huargen, seguido de otro casi a su vez estalló, de las sombras salieron dos Huargen, uno macho y otro hembra, llevaban las vestimentas que llevaban sus padres antes de ser mordidos, y con furia ayudaron a los mellizos con sus enemigos, eran ellos y miraban de manera distinta a sus hijos, una mirada seria pero también tierna, permanecían quietos a los pies de los renegados que habían eliminado.

El silencio se hizo, los rostros de sorpresa y terror estaba en ambos hermanos que apuntaban con el filo de sus hojas a los dos Huargen, hasta que Elizabeth comenzó a hablar:

-Elizabeth: Hijos míos, somos nosotros, no somos monstruos aunque tengamos este aspecto... la maldición que tenemos ha sido controlada.

-Arthur Jr.: No os creo... *dijo con algo de dolor* no nos obliguéis a ejecutaros... *Miraba a uno y a otro serio, preparado para el ataque, un ataque que no quería hacer, que deseaba no hacer, pero que haría si fuese necesario*

-Dherts: Padre... Madre... nunca pensé que tendría que hacer esto pero... si os acercáis ¡No me obliguéis! *Apuntaba con el arma a ambos, mientras las lágrimas recorrían su rostro empapado por la lluvia que caía*

-Arthur: Los Lioncourt nunca nos rendimos y nuestro orgullo nos hace más fuertes, como esta maldición, no nos ha podido controlar gracias a las Pozas de Goldrinn, seguimos siendo los que éramos, no temáis hijos míos, vuestra madre y yo os hemos estado buscando todo este tiempo.

La lluvia caía sobre los cuatro mientras el silencio reinaba, los sonidos de batalla amainaban, un silencio incómodo durante algunos minutos mientras se miraban unos a otros, Elizabeth tenía sus brazos abiertos para que sus niños la abrazaran, esperando tal gesto, su padre tenía su clásica pose de brazos cruzados y mirada a ambos con una sonrisa de orgullo y confianza, ambos mellizos se miraban durante varios segundos y luego miraban a sus padres que ahora eran unas feroces criaturas de aspecto, pero que mantenían su parte humana de algún modo. Ambos cambiaron a su forma humana y finalmente, los mellizos corrieron hacia sus padres y estos los abrazaron con amor mientras lloraban de felicidad y alegría por volver a estar juntos.

Los Lioncourt junto a muchos Gilneanos huyeron en un barco hacia Darnassus, allí aprendieron algo de Darnassiano y pasaron unos meses. Decidieron ir a la capital de la alianza: Ventormenta, Elizabeth comenzaría a abrir algún negocio para seguir comerciando con ropa o las armas y armaduras que su marido forjaba, Dherts, fue a la Catedral de Ventormenta, dodne comenzó a ser instruida como Paladín, comenzando como escudera de Lady Juliet Warlom, Arthur Jr. siguió su entrenamiento con las armas y su padre, viajó al norte dejando a su familia sola, para intentar unirse al grupo de resistencia de Gilneas y recuperar su hogar.

Durante su estancia con el grupo de resistencia, vivió una de las peores batallas, Arthur contempló los cadáveres de sus compañeros caídos, junto al de sus enemigos, bajas por todos sitios. Su rostro de Huargen estaba manchado de sangre y agua por la lluvia que caía, mientras que sus ojos rojos estaban iluminados por la adrenalina que chorreaba junto a la furia que descargaba, su aspecto era bastante sucio por la batalla, tenía varias heridas no muy graves y aparte de la cara, la armadura algo dañada y manchada de sangre de sus enemigos. Camino unos metros y en una casa en ruinas comenzaba a oler una emanación a cadáveres en descomposición. Soltó un gruñido y avanzó unos metros con cautela, el sonido de las placas le delataba, alzó sus orejas y comenzó a escuchar el sonido del acero, de nuevo chocando aún quedaban supervivientes aliados y enemigos.

Conforme se acercaba a la casa, la tormenta comenzaba a hacerse más fuerte, los truenos se escuchaban con más fuerza, como si fuese el sonido de la gran batalla y la descarga de los rayos iluminaba todo a su alrededor.

Arthur entró a la casa, la cuál tenía la puerta totalmente rota y estaba tirada y dos renegados salieron a su paso, el cuál despachó sin muchos problemas miró a un lado y a otro alerta, escuchó un gruñido de dolor y camino por la casa alerta, había alguien en apuros, el acero de armas de escuchaba dentro de la casa. Un rayo iluminó por escasos segundos toda la casa, en esos instantes, divisó una escalera y subió con cuidado siguiendo el sonido de la batalla, cuando llegó un rayo volvió a iluminar toda la casa y pudo observar momentáneamente varios cadáveres y una de sus compañeras malherida, sentada y apoyándose contra la pared mientras este miraba a Arthur y le indicaba que se acercara. Arthur se acercó y se puso junto a ella, intentando ayudarla pero ella se negó.

-Ellie: Arthur... no quiero... ayuda... he luchado con honor y quiero terminar aquí...

-Arthur: Ellie, no dejaré que ninguno de los nues... *Ellie le puso la zarpa en los labios y lo miró con una mirada algo apagada y débil, respiraba entrecortadamente y tenía un pequeño charco de sangre a su alrededor*

-Ellie: Lioncourt... o debería decir... Luna... Lunasangrante... *tosió un poco y escupió algo de sangre* mírate, haces honor a tu nuevo apellido... como tu espada... *volvió a toser, esta vez más fuertemente*

-Arthur: Ellie, debo sacarte de aquí y ayudarte, vendrán refuerzos y nos ayudarán. ¡Recuperaremos Gilneas y expulsaremos a esos huesos andantes de nuestras tierras, recuperaremos nuestro hogar!

Ellie lo miró un instante y negó.

-Ellie: No vendrá nadie... esto... es el... fin... *lo miró a los ojos con una mirada mucho más apagada, exhalando ya sus últimas bocanadas* te has ganado... el título de "La Furia... de la... Tormenta" y luces... un nuevo apellido, pero... aún hay más.... ten... en mi mochila hay... u... u.... una.... *cerró los ojos, y su respiración se apagó por completo*

Arthur, intentó hacerla despertar zarandeándola y luego comprobó su pulso, para saber que desgraciadamente había fallecido. Se llevó su mochila y caminó de vuelta al campamento base bajo la lluvia, caminaba firme y a paso ligero ya que no sentía dolor alguno a pesar de las heridas que tenía. Durante las batallas se había cambiado el apellido a Lunasangrante, sería el apellido que usarían él y su familia a partir de ahora, su espada roja de la sangre de sus enemigos y las dos lunas en el mango, manchadas de la sangre de sus enemigos habían hecho que naciera este nuevo apellido para recordar que un Gilneano nunca se rinde, que lucharán por recuperar su hogar cueste lo que les cueste y que la maldición Huargen no les detiene, los hace mucho más fuertes y confiados. Camiinaba, todo manchado de sangre, la armadura dañada y con una mirada bastante fría, la lluvia que caía sobre él parecía no importarle mucho.

Finalmente, entre la mochila encontró una carta de sus hijos en el que le preguntaban cómo estaba. Arthur y su familia se habían comunicado por cartas durante su estancia en el norte, pero esta era bastante grave, ya que decía lo siguiente entre otras cosas.

".... Madre lleva días desaparecida, fue a una reunión de negocios en Cerro del Cuervo en Bosque del Ocaso y aún no ha regresado. Padre, te necesitamos de vuelta, madre podría estar en peligro..."

Arthur tras leer la carta, la rompió en pedazos y habló con sus compañeros, ahora tenía una nueva misión regresaría a Ventormenta con algunos compañeros y buscaría a su esposa desaparecida, quién le hubiese hecho algo o se hubiese atrevido a tocarla, conocería la furia de los Lunasangrante...

Llegó a la gran Ciudad de Ventormenta, entre el bullicio de la gente buscaba sólo reencontrarse con sus hijos, ya que llevaba meses sin saber de ellos, llegó a casa y tras el reencuentro todos se pusieron al día: Dherts seguía su instrucción como Paladín en la Catedral de la Luz, era la escudera de Lady Juliet Warlom, su hijo tras la llegada de los Pandaren había comenzado a tomar el camino del Chi con la senda del Monje.

Era hora de viajar al sur al Bosque del Ocaso, pero antes pasó por la taberna para propiciarse algo de bebida y energía, también buscaría información y algunos aliados a ser posible. En la taberna sólo había una muchacha de cabello moreno, a simple vista parecía algo ágil y de cuerpo delgadito, estaba sobre la barra, de espaldas a Arthur este se acercó a pedirle al tabernero algo de bebida antes de partir y la chica le observó atentamente mientras Arthur formulaba las preguntas sobre su esposa. Al salir Arthur de la taberna la chica le siguió, se presentó como Valeria Velethor y decidió ayudarlo.

Apariencia[]

-Altura: 1,65 M (Humano) l  1,75 M (Huargen)

-Peso: 55 KG (Humano), l 100 KG (Huargen)

-Color de Pelo: Naranja (Humano), l  Pelaje Canela (Huargen)

-Color de Ojos; Marrones (Humano), l  Rojos (Huargen)

Carácter[]

Arthur era un Noble Gilenano orgulloso, engreído, y siempre miraba por encima del hombro a los demás. Cuando contrajo matrimonio con Elizabeth Lo Blue y tuvo a sus hijos, comenzó a tratar mejor a los demás y a ser algo más tierno en general. Al morir Elizabeth, Arthur cayó en depresión que trataba de superar entrenando hasta los extremos. Sus hijos y Lisbeth J. Von Haften le ayudaron a pasar este mal trago y Arthur actualmente es una persona honorable, respetuosa, con un ápice de orgullo y un hombre de palabra.

Familiares[]

-Cyrus Lunasangrante: Padre de Arthur. Fallecido durante el Ataque Renegado.

-Anna Lunasangrnate: Madre de Arthur. Fallecida durante el ataque Renegado.

-Dherts Lunasangrante: Hermana mediana de Arthur. Está en paradero desconocido.

-Lisbeth J. Von Haften: Esposa actual de Arthur.

-Elizabeth Lo Blue: Esposa fallecida de Arthur.

-Dherts Jr. Lunasangrante Von Haften: Hija de Arthur y Elizabeth.

-Arthur Jr. Lunasangrante Von Haften: Hijo de Arthur y Elizabeth.

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