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Valtheim Olaf Durin Thandruinson
Imagen de Valtheim Olaf Durin Thandruinson
Información del personaje
Servidor Los Errantes
Apodo El Barbiluengo, Pechopiedra, Martilleador
Título Thane del Clan de los Barbiluengos, veterano de Guerra
Género Masculino
Raza Enano
Edad Trescientos dos
Clase Rey bajo la Montaña (Guerrero)
Alineamiento Legal Neutral
Ocupación Cónsul del Clan Barbabronce en el Cónclave del Martillo
Lugar de nacimiento Loch Modan, Thelsamar
Residencia Forjaz
Afiliación Clan Yunquemar, Clan Barbabronce, Reino de Forjaz, el Panteón, Cónclave del Martillo, Alba de Plata
Estado Vivo

Trasfondo[]

Un joven guerrero[]

Valtheim nació el primero de siete hermanos, durante una tarde estival a las orillas del Lago Loch, en una época que ya apenas nadie recuerda y que tan solo ha sido glosada por los enanos en sus gruesos volúmenes de historia. Descendiente de un largo linaje de enanos, conocidos como los Barbiluengos, que supuestamente podían remontar su ascendencia a los días en los que Khaz Goroth aún caminaba por las montañas, fue instruido por su padre, Thandruin el Joven en el arte de la guerra y la batalla. Pronto Valtheim aprendió a escribir en el intrincado lenguaje rúnico, a leerlo y a comportarse como tocaba a un enano como él. En su juventud, solía reunirse en la ciudad de Forjaz con un nutrido grupo de enanos empecinados en la minería, las joyas y el oro, y estuvo trabajando durante mucho tiempo en las profundas minas de todo Khaz Modan, buscando incesantemente el valioso mithril y cada vez hundiéndose más en el corazón de la montaña. Sus camaradas y él formaron un pequeño gremio de mineros que se estableció en las actuales Estepas de Fuego, y se adineraron con la venta de los metales preciosos que extraían.

La longeva familia de Valtheim era muy conocida por su acérrima lealtad a los Yunquemar, e incluso Thandruin, el padre de Valtheim, había servido como guardia y escolta al viejo Gran Rey Modimus Yunquemar, que durante siglos había aunado bajo su férula a los tres linajes principales de la raza enánica: por un lado, los orgullosos Barbabronces, a cuya rama pertenecía Valtheim, los soñadores Martillo Salvaje y los siniestros Hierro Negro. Los tres grandes clanes convivían con paz y armonía, pero sin embargo, el anciano rey Modimus cayó enfermo y murió. Valtheim fue requerido por su padre, y tuvo que marcharse de la excavación en la que estaba inmerso con su gremio de mineros. Al llegar a la hacienda familiar del linaje de los Barbiluengos, Thandruin le dio el martillo familiar a su hijo, y le previno de la guerra civil que estaba en ciernes.

Los hijos de Modimus eran jóvenes todavía, y no estaban capacitados para gobernar. Establecer un periodo de regencia en uno de los vástagos del anciano rey sería todo un peligro, debido a que el clan del señor regente tendría preponderancia sobre los demás, y entonces se destruiría el precario equilibrio que había entre los clanes. Thandruin decidió entonces que la lealtad primaría sobre el deber de la sangre, y mandó a Valtheim y a sus siete hermanos a la capital, donde tendrían el deber de proteger a los retoños del viejo rey, ocultarlos y prevenirlos de cualquier amenaza.

La Guerra de los Tres Martillos[]

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El joven Valtheim

Las predicciones del anciano Thandruin fueron ciertas. Los enanos son una raza orgullosa, y no toleraron las intentonas de proclamar una regencia. Antes la muerte que someterse a uno o a otro clan, así que finalmente se hubo de tomar la corona de los Tres Martillos con la fuerza de las armas. Las calles de la capital enana se mancharon de la sangre de los enanos; e incluso tres de los siete hermanos cayeron en combate protegiendo a los jóvenes príncipes Yunquemar. Finalmente, se encontró un refugio adecuado para ellos, y Valtheim comprendió la necesidad de apoyar a un clan en la cruenta guerra civil. Con el permiso de su padre, decidió que la sangre estaba por encima de los motivos práctivos y apoyó al thane del Clan Barbabronce, el robusto Madoran Barbabronce. Los otros dos candidatos al Trono de los Tres Martillos eran Khardros Martillo Salvaje y el thane-hechicero Thaurissan, de los Hierro Negro. Tras varias batallas, Khardros y Madoran acordaron una alianza contra los Hierro Negro para impedir el ascenso de Thaurissan como nuevo Gran Rey de los enanos.

Muchas batallas transcurrieron en aquella época, tan turbulenta y negra para la larga historia de los enanos. A pesar de las diferencias de su piel, de su edad, o de su ascendencia, los enanos eran hermanos y aquella era una guerra fratricida. Valtheim combatió con todo el honor y la rectitud con las que pudo contra los Hierro Negro, y finalmente acompañó al Gran Ejército de los Enanos en la marcha hacia la ciudad de los Hierro Negro, Thaurissan.

Como más tarde se afirmaría, jamás los enanos habían juntado semejante hueste en un campo de batalla. La luz del sol iluminaba los coloridos pendones de los clanes, linajes y familias enánicas, y el viento azotaba las telas, mientras miles de enanos y enanas avanzaban a paso firme, a través de las colinas y los valles, encabezados por Khardros y Madoran, hacia la capital de los Hierro Negro, Thaurissan. Ninguna mesnada semejante de Hijos de Khaz Goroth se volverá a ver jamás en nuestros días, y mucho menos encabezada por enanos tan valientes y heroicos como lo fueron Khardros y Madoran.

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Luchando en la Guerra de los Tres Martillos

La Montaña de los Hierro Negro en aquellos días no era el ominoso monte que encontramos hoy en la geografía de Azeroth. Lindaban a su alrededor unas colinas llamadas Crestagrana, y muchas ciudades enanas poblaban las faldas de la montaña, repletas de Hierro Negro. El autoproclamado emperador-hechicero Thaurissan, viudo de su esposa Modgud, que cayó en batalla contra los Martillo Salvaje, se parapetó en su montaña, y llamó a los siete grandes señores feudales de la Montaña.

Acudieron todos ellos, los más grandes hechiceros de entre todas las familias Hierro Negro. Su vasta sabiduría y su inconmesurable poder les dotaban de una gran importancia para el siniestro plan de Thaurissan, que incluso parecía haber enloquecido. Su clan había cavado muy hondo, hallando a unos siniestros seres elementales que le revelaron un espantoso hechizo para derrotar a la coalición de los Martullo Salvaje y Barbabronce. Cegado en su propio poder, Thaurissan reveló el negro hechizo de invocación a los Siete, que durante semanas trazaron las runas y murmuraron unas viles palabras que no se reproducirán aquí.

Cuándo el Gran Ejército conjunto de los dos clanes llegó a la que sería la Montaña Roca Negra, Thaurissan no salió a plantar cara, pero mandó a una hueste de sus mejores hombres a defender la montaña. Allá se desató una gran batalla, a las puertas de la gran ciudad de Thaurissan, en la que Valtheim combatió heroicamente contra los Hierro Negro y en la que fue herido innumerables veces. Tres de sus hermanos cayeron en aquella cruenta lucha, y cuándo parecía que la victoria estaba próxima y podrían penetrar en el Reino Bajo la Montaña de Thaurissan, el hechizo de los Siete se desató. El que posteriormente sería conocido como Daño de Thaurissan, el Señor Elemental del Fuego Ragnaros resurgió de sus cenizas, y destruyó la hermosa tierra de Crestagrana. Del suelo brotaron la flama y la lava, y tanto como Hierro Negro como Barbabronce y Martillo Salvaje murieron igual, presa de la cólera del Señor del Fuego. La gran mesnada reunida por Madoran y Kurdran casi fue exterminada, y de igual manera ocurrió con la de los Hierro Negro, que contemplaron con horror el precio de su osadía. Thaurissan fue esclavizado por el negro sino de Ragnaros y todo su clan se postró ante él.

Nuevos horizontes[]

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El Daño de Thaurissan

Valtheim volvió a Loch Modan, herido y cansado, con múltiples tajos y quemaduras. Allá conoció a la que sería su futura esposa, y estableció una familia con ella, mientras su padre Thandruin finalmente fallecía de tristeza y le pasaba el relevo a su hijo. Durante siglos, Valtheim alternó su pacífica vida en el Loch con visitas a Forjaz. Se alistó al Cónclave de Piedra, donde bajo el nombre de Mugnin combatió junto a Lufatt Brohm y Bragni Montelejano y lo refundó con Bargri Martillo Funesto, trazando una amistad férrea con el Martillo Salvaje Galic Buchebarrica. Siguiendo la estela que dejó Thangrin, el General Invierno, Valtheim en la actualidad coolidera el Cónclave del Martillo.

Apariencia[]

Ante ti puedes vislumbrar a un fornido enano de aspecto solemne y regio que luce una barba blanca como la nieve que prácticamente le llega hasta la cintura. Ata sus dos largos bigotes con unas cintas blancas repletas de runas azules. Acostumbra a vestir armaduras con protecciones y encantamientos rúnicos que aparentemente le conceden mayor resistencia y fuerza, debido a que son sortilegios de los magnos Señores de la Piedra. Sus maneras parsimoniosas, sus vestiduras y armaduras, su porte y presencia lo convierten en similar a los de los Reyes bajo la Montaña de los Días Antiguos. Los ojos de Valtheim son grandes y amistosos, de un profundo tono azul similar al cielo de Loch Modan, que destilan un aura de solemnidad y avaricia entre mezcladas con un semblante honesto. Su rostro es de mejillas llenas y candorosas, que acostumbran a estar tiznadas de rojo oscuro. A su vez, muestra unas espesas cejas bañadas en nieve por encima de los ojos.

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Valtheim en la actualidad

Tiene en muy alta estima a su honor, a su familia y a sus camaradas de batalla. A pesar de su talante pacificador y tranquilo a la hora de resolver problemas, fruto de sus recuerdos del reinado de Yunquemar el Grande, Valtheim es un enemigo feroz hacia a todo aquel a quién jure odio eterno. Es el caso de la Horda, a la cual desprecia abiertamente y ante la que no muestra piedad alguna, ni en batalla ni fuera de ella.

A pesar de su excelente estado físico, robusto y con poderío, Valtheim no puede evitar caer en las tentaciones que le ofrecen un buen jarro de cerveza y unas deliciosas costillas de jabalí, por lo que luce con orgullo y fiereza un gran barrigón que apenas logra disimular bajo la armadura. Carga con un martillo con runas enánicas, pequeño pero pesado, repleto de promesas de venganza, inmisericorde ante el más egregio de sus enemigos y siempre acertado en su toque funesto. Es por ello por lo qué en la batalla del Puente Thandol, el arma fue bautizada entre ríos de sangre cómo Destrozador de Enemigos. Una inscripción en runas titánicas reza: "Para hacer sangrar a los que osen ofendernos". Valtheim también es un enano codicioso, al que le pierde la visión del oro. Su juventud trabajando en las minas de Crestagrana le ha llevado a adorar todo lo que considere precioso, y no dudará por un momento en apoderarse de grandes tesoros que considere que pueden ser suyos o de sus amigos. Pero sin embargo, es de mano pródiga y no se le puede tildar de ávaro.

Familiares y antepasados[]

  • Su linaje, que se remonta a los Días Antiguos, consta de Thandruin, hijo Jormun, hijo de Theor, hijo de Ori, hijo de Mugnin, hijo de Durin III, hijo de Fundin, hijo de Balin, hijo de Náin, hijo de Fíli, hijo de Durin II, hijo de Borin, del Linaje de Durin Mano de Mithril.
  • Thandruin el Joven Jormunson: Padre, fallecido unos años después de la Guerra de los Tres Martillos.
  • Olga Mithrasdöttir: Madre, viva. Es una anciana de edad realmente venerable que vive junto a sus bisnietos a orillas del Lago Loch.
  • Vulrand el Valiente Thandruinson: Hermano menor, caído a manos del hechicero Hierro Negro Vilran el Vil. Fue vengado durante la Batalla del Daño de Thaurissan.
  • Vulrand II el Joven Vulrandson: El hijo de Vulrand, un bravo guerrero mercenario que ha luchado en infinidad de guerras junto a su prima Olga.
  • Megnir Thandruinson: Hermano menor, muerto por una enfermedad de campamento durante la Guerra de los Tres Martillos.
  • Thandruin II Thandruinson: Hermano menor, muerto joven al ahogarse en el Lago Loch.
  • Alvrathor el Fuerte Thandruinson: Hermano menor, muerto durante una escaramuza en el paso de las Tierras Inhóspitas.
  • Frida la Doncella Tozuda Olgasdöttir: Hermana menor, viva. Su padre Thandruin la prometió a un hermoso hijo del Thane de Kharanos, pero Frida se negó a aceptar casarse con él alegando que era demasiado afeminado. Continuó rechazando todas las proposiciones de matrimonio hasta la actualidad, en la que vive junto a un oso y un perro en una casa al lado del Lago Loch.
  • Olga Olgasdöttir: Hermana menor, muerta. Cayó defendiendo un túnel que cruzaba las montañas de camino a Crestagrana, ante una horda de enanos Hierro Negro.
  • Aslath la Indómita Sturludötter: Esposa, falleció de muerte natural.
  • Durin IV: Hijo, vivo. Es el actual heredero del Clan de los Barbiluengos y un reputado poeta-guerrero.
  • Valtheim II: Nieto, vivo. Es el hijo de Durin, llamado así en honor a su abuelo. Es todavía un adolescente que se dedica a la mampostería y al cincel, habiendo tallado hermosas estatuas mientras aprende de su maestro en Forjaz.
  • Durin V: Nieto, vivo. Es un joven curioso, aventurero y explorador, proclive a la lectura y muy activo. Valtheim le tiene un gran aprecio, y suele llevárselo a hablar de historia por las Montañas de Khaz.
  • Olga Aslathdötter: Hija, viva. La díscola hija de Valtheim, llamada así en honor a su hermana Olga. Se labró un nombre combatiendo en muchas guerras, tanto fuera como dentro de Khaz Modan, y su padre intentó casarla con algún enano de bien; pero ella imitó a su tía Frida y rehusó varias veces hasta que Valtheim se dio por vencido.
  • Valir: Nieta, viva. Todavía es una niña, pero ya muestra dotes para el telar y la crianza de animales. Es pacífica y apacible.
  • Munna: Nieta, viva. Todavía es una niña, pero muestra el talante y el comportamiento de sus tías Olga y Frida. A pesar de ello, Valtheim la tiene en mucho aprecio.
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