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Western Plaguelands screenshot by KaitA7X

En un par de meses los cabellos de Marius perdieron todo su brillo, su tonalidad dorada, quedándo pálidos, blanquecinos al sol. Su melana era ahora plateada. Su gran maza, a medida que avanzaba por aquellas tierras dejadas de la mano de la Luz, también dejó de brillar con la intesidad que antaño la había caracterizado.

Las noches eran largas y frías, los días cortos y apagados, era imposible calcular con exactitud cuánto tiempo había deambulado por aquellos parajes. Anochecer, su fiel corcel, caminaba junto a él, agotado y malherido. Marius podía notar como su visión se nublaba, como su respiración cada vez era más breve, llegando incluso a ser nula en algunos momentos. El sol corría a esconderse entre las montañas, anunciando la llegada del ocaso. El paladín montó un campamento improvisado, provisto de una hoguera y una pequeña tienda hecha con su capa y unos cuantos palos, cerca del camino que había estado siguiendo durante tanto tiempo. Al llegar la noche, se procuró una rápida cena, un poco de pan con hierbas y agua. La verdad es que no tenía mucha hambre y cada vez comía menos. Mientras estaba terminando su cena, un figura, quizá femenina, se hizo visible entre la bruma de aquel lugar. Marius no se molestó en ningún momento en coger su maza, tampoco en preguntar quién se estaba acercando, tan solo esperó.

-¿Qué hace un caballero como vos, tan solitario, por estos lares, a estas horas? - preguntó la extraña figura.

Marius observó de mala gana a la figura, había algo en ella que llamaba su atención.

-Creo que yo podría preguntar lo mismo, no es muy frecuente que una mujer deambule por estos caminos. -dijo el paladín con un tono seco.

-Que descortés, yo he preguntado primero, aunque, es igual -dijo la figura acercándose a la hoguera, hasta que la mitad de su rostro fue visible.

¿Por qué no puedo estar solo?, ¿por qué me tienen que molestar?, ¿por qué?; pensaba el paladín mientras la mujer se sentaba junto a él, con medio rostro oculto tras una capucha.

-Mírate, sigues igual que siempre, no has cambiado en absoluto, salvo el color de tu cabello. Ah, seguís siendo tan apuesto como os recordaba mi dulce Marius. -dijo la mujer rodeándolo con los brazos.

-¿Cómo sabes mi nombre?, ¿de qué me conoces?, ¿quién eres? -preguntó el paladín sin mucha gana.

La mujer se apartó ligeramente de él y se bajó la capucha. Imposible.

-¿Edrianne? - preguntó Marius sin a penas poder articular palabras.

Ella se acercó a él y lo volvió a abrazar.

-Prometimos no renegar nunca el uno del otro, cuidarnos, protegernos y por eso, en tu hora de necesidad acudo a ti, amor mío, para consolarte y recordarte que una caída es un instante -dijo Edrianne sonriente.

-No sabes cuánto te he extrañado -dijo el paladín a medida que se fundía en el abrazo.

-No te preocupes amor mío, siempre estaré contigo, te lo prometí el día que nos casamos.

Marius dejó escapar varias lágrimas, un torrente de emociones lo invadía. ¿Qué demonios significa esto? pensó mientras se aferraba con fuerza a Edrianne.

-Nunca, nunca me separaré de ti, te lo prometo -dijo Marius sollozando.

-Cariño, debes hacerlo, debes seguir hacia delante, por los dos. -dijo Edrianne, separándose con lentitud y besándole la frente.- Te quiero.

Marius se despertó con una mano en el pecho y con la otra sobre la maza. El improvisado campamento permanecía tan silencioso y solitario como la noche pasada. Recogío todas sus cosas y se dispuso a continuar con su viaje. Antes de partir dedicó una mirada cargada de nostalgia a la zona, entonces cayó en la cuenta.

-Ahora lo entiendo todo... -murmuró para sí.

En ese mismo lugar, hacía ya varios años, tuvo que dar muerte a su esposa convertida en un necrófago. Marius alzó la vista al frente y observó los primeros rayos del sol atravesar las ennegrecidas colinas y los enfermos pinos.

Lo haré por ti, amor mío. -dijo con firmeza.

El paladín tomó por las riendas a su fiel corcel y prosiguió la marcha con la esperanza renovada, con la ilusión recargada, parecía incluso que el propio sol lo estuviese abrazando y guiando hacia un futuro prometedor y brillante.

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