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Neutral
Shirenu Shrien'dralar
Imagen de Shirenu Shrien'dralar
Información del personaje
Servidor Los Errantes
Género Femenino
Raza Sin'dorei
Edad 157 años
Alineamiento Neutral Bueno
Lugar de nacimiento Ciudad de Lunargenta
Afiliación La Guardia Gris
Estado Viva

Trasfondo[]

Primeros pasos[]

Cuando era pequeña siempre había tenido un comportamiento rebelde ante prácticamente todo. De hecho se la llegó a tachar de inadaptada social. Donde otros preferían una vida tranquila, cultivándose y disfrutando de determinados lujos ya fuesen muchos o pocos ella por el contrario se contentaba con la libertad que sentía al moverse por las calles incluyendo algunas propiedades privadas... hasta que la obligaban a marcharse de buenas o malas maneras. Además tampoco compartía la hipocresía de la gente que se reunía con amigos y familiares con sonrisas y bromas, algunas de las cuales estaban perfiladas con un abanico de puñaladas que, o bien eran tan obtusos que no percibían o bien lo disimulaban muy bien. Por supuesto eso no hacía más que traer problemas tanto a ella como a su familia pero eso poco le importaba. De hecho la única que parecía compartir algunas de sus opiniones aunque en lugar de oponerse les seguía el juego para contentarles era su hermana gemela, a quien por cierto, solían comparar con ella como "la del otro lado del espejo" por la diferencia de carácteres y ella la consideraba una pelota consentida... pero con afecto.

A medida que fue creciendo también lo hacía su rebeldía hasta el punto de llegar a marcharse de casa tras una fuerte discusión con la firme determinación de renegar de todo y seguir su propio camino sin mirar atrás. El único problema fue que era demasiado joven e imprudente pues ni siquiera había llegado a la mayoría de edad y apenas tenía nada pero eso no la frenó en absoluto. Por fortuna conocía la ciudad como la palma de su mano y no tardó en encontrar un supuesto local abandonado por la pésima localización y peor acceso - en realidad era un desván al cual le añadieron una puerta exterior, una plataforma y una escalerilla que no se habían molestado en restaurar puesto que probablemente solo la llegó a usar el dueño-. Al principio pensó en colarse y hacer vida allí pero prefirió tratar de hacer negocios con el posible dueño, aunque no tenía nada salvo unos pocos ahorros. Por fortuna el dueño resultó ser bastante comprensivo y dejó que se hospedarse a cambio de un pequeño alquiler, el cual no podía pagar pero sí le ofreció un trabajo a cambio en su pequeño negocio de ventas cuyo pago consistía precisamente en ese alquiler. No tenía elección pero tampoco era una mala solución. El único problema era que si quería comer tendría que buscarse la vida y así fue como comenzó a realizar los que serían los primeros de una larga serie de hurtos.

Con el tiempo no sólo aprendió a apropiarse de los monederos ajenos sin ser cazada en el intento si no que también sacó partido de su agilidad para introducirse en las viviendas de gente cada vez más adinerada (y por tanto con mayor seguridad) y conseguir unos botines un tanto mayores pero siempre con la idea clara de no dejarse llevar por la codicia por cuestiones de seguridad personal. De modo que se limitó a actuar solamente cuando fuese necesario y siempre aprovechándose de la oscuridad de la noche.

Varios meses después mientras volvía de uno de sus “trabajos” saltando de tejado en tejado se sorprendió al ver a su hermana corriendo de forma torpe, como si diese tumbos desesperados y tropezando más de una vez con los transeuntes pero se sorprendió más todavía al ver que un par de guardias parecían estar persiguiendola. Siempre pensó que la acabaría así sería ella misma. Sin dudarlo calculó la ruta que tomaría, corrió a toda prisa para adelantarla, se coló por unos callejones y esperó a que se acercase lo suficiente para arrastrarla hacia un callejón y posteriormente ayudarla a despistar a sus perseguidores. Finalmente acabaron en su modesto refugio, donde su hermana visiblemente agotada y con un aspecto lamentable rompió a llorar de forma desconsolada pero lo peor estaba por llegar y las palabras que escuchó la marcarían para siempre. “Papá y Mamá están muertos, Shir. Muertos”. El mundo se desmoronó y las náuseas la invadían a medida que se iba enterando de los detalles. Por lo visto el asesino era conocedor de la magia prohibida que durante años se hizo pasar por un amigo de la familia y utilizó a sus padres como sacrificio para una especie de ritual... que se vio truncado cuando Kalishta entró y presa de una fúria fruto del dolor y el terror que sentía al contemplar la escena mató al asesino con una serie de conjuros devastadores que ni ella sabía que podría llegar a realizar y que dejaron el cuerpo irreconocible. Por desgracia eso junto con la horrible escena también la haría parecer culpable, además alertados por el ruido unos guardias de la ciudad no tardaron en llegar y su repulsión fue más que evidente. Así que solo pudo hacer lo que hizo y correr de forma desesperada.

La mañana siguiente Kalishta ya no estaba y en su lugar había una daga vieja con una nota aclarando que era de su padre y añadiendo un agradecimiento. Eso la hizo dudar por un instante ¿Que hacía ella con la daga de su padre? ¿Y por que razón se la entregaba? ¿Quizás mintió y realmente la culpable de lo ocurrido fue ella? No tardó en descartar esa última pregunta. Era del todo improvable.

Ventormenta[]

Después de que varios de los ahora llamados Sin’dorei se marchasen a Terrallende ella prefirió seguir su propio camino, así que tras vender todo lo que no se fuese a llevar incrementando así su pequeña fortuna que consiguió apilar y salvar del paso de La Plaga se marchó de la ciudad con la intención de adentrarse en Ventormenta y comprobar por ella misma si los humanos eran realmente los viles traidores que se comentaba. 

Consiguió llegar no con pocos problemas pero su determinación seguía firme y tras ocultarse y estudiar detenidamente el modo de entrar durante un buen tiempo se ocultó entre las mercancías de un comerciante que se despistó para hacer sus necesidades a unos metros de donde estaba ella esperando. Logró entrar sin problemas y salió de su escondite sin ser vista. Sin embargo tuvo la mala suerte de toparse con unos guardias que después de salir de su asombro dieron la alarma y tras una buena persecución por las calles lograron atraparla y mandarla directa a las mazmorras donde sufrió algún que otro interrogatorio, razón por la cual quizás no la mataron en el primer momento, pero ella tenía claro que no iba a estar allí por mucho tiempo. Poco a poco fue ganándose la confianza de sus vecinos presos y obteniendo la información que creía poder necesitar cuando llegase el momento que por cierto tardó menos de lo esperado. Un día los presos se alzaron y tomaron el control de la prisión. Momento que Shirenu aprobechó para escapar manteniéndose al margen del conflicto no sin antes conseguir las llaves de los grilletes por cortesía de un carcelero caído en combate. Por desgracia un guarda logró interceptarla cuando se disponía a llegar a los canales. Estaba en clara desventaja puesto que él iba armado y con armadura mientras que ella tenía un par de armas blancas que ella misma talló a partir de unos huesos utilizando la pared de piedra a modo de lima. El combate fue intenso y estuvo a punto de perder un ojo por el tajo de su oponente que logró esquivar a duras penas y acto seguido ella le despojó del yelmo de una patada certera. Ambos aturdidos se miraron unos segundos para estudiarse a la vez que se recuperaban y atacaron al mismo tiempo pero Shir fue más rápida y clavó sus armas en el cuello desprotegido del guarda que vio como su vida se extinguía sin remedio. La elfa lo miró dolida pues no quería llegar a ese extremo a pesar de saber que sería inevitable. Nunca antes había llegado a asesinar a alguien aunque fuese en defensa propia y se sintió mal por ello. No obstante tenía que actuar rápido así que arrojó el cadáver a los canales que se hundió por el peso de la armadura y saltó a continuación para escapar de la ciudad a través de ellos.

Reinicio[]

De vuelta en Lunargenta tenía muy claro lo que debía hacer. Si quería evitar lios y salir adelante necesitaría hacer gala de toda su experiencia acumulada y por precaución si fuese necesario dejar de ser ella misma. Por esa misma razón ideó una serie de identidades distintas de las cuales anotó, estudió un pasado para cada una de ellas y falsificó los documentos necesarios. Por supuesto buscó un nuevo lugar en el que vivir, cosa que dado que la ciudad aún no se había recuperado complétamente de la invasión y había muchas antiguas viviendas abandonadas, en ruinas o a medio construir no le fue demasiado complicado al menos para poder empezar de nuevo y encontrar un lugar propio donde pasar el día a día.

Reencuentro[]

Un día mientras se disponía a realizar sus labores nocturnas se topó con su hermana gemela, a quien no veía desde hacía décadas y se quedó asombrada por el aspecto imponente que tenía - o quizás fuese la sensación de intranquilidad que sentía al tenerla delante -, a pesar de no llevar ropas demasiado cargadas. Sabía que su vida había seguido una trayectoria ascendente durante los últimos años llegando a codearse con la alta sociedad pero no se podía imaginar que incluso su presencia irradiase esa seguridad en absolutamente todo. No podría decir que dio saltos de alegría al verla pues aunque si era cierto que se alegraba no quería tener que reconocer que había estado utilizando su imagen y su nombre para asistir a ciertas celebraciones para luego realizar unos cuantos hurtos muy beneficiosos para ella pero sutiles para los asistentes o el propio anfitrión. Así pues tras un leve intercambio de palabras trató de volver a sus asuntos pero su hermana tenía otros planes. De hecho le ofreció un trabajo uniéndose como mercenaria a la orden religioso-militar a la cual pertenecía y que fue el punto de inflexión que inició su ascensión. La idea era tentadora si no fuera por el hecho de tener que jugar a la guerra y además hacerlo para los Renegados, a los cuales no es que les odiase pero les respetaba bastante... desde lejos. No obstante tardó poco en comprobar las habilidades de negociación de la que iba a ser su jefa que utilizó unos argumentos que no pudo dejar pasar por alto. Sencillamente de algún modo ella sabía de antemano lo de las celebraciones y dejó caer que sabía lo de sus falsas identidades. ¿Pero como...? De todos modos estaba claro que ambas se habían estado informando la una de la otra mutuamente para sus propios intereses así pues no tuvo más remedio que aceptar la oferta a regañadientes.

 Nueva vida[]

Con el tiempo fue mejorando sus habilidades en combate aunque realmente su tarea consistía en infiltrarse, encontrar lo que fuese necesario y salir lo antes posible. Fue una etapa dura más por el miedo que por las condiciones - y el hecho de que vivir en Entrañas no la entusiasmaba - pero meses más tarde aprovechando el tiempo libre que tenía conoció a una comerciante itinerante que buscaba guardaespaldas. Era su oportunidad y además la joven mujer le caía bastante bien. Habló con los altos mandos para tratar de decir que se marchaba pero para su sorpresa no tendría por que irse pues le dieron la oportunidad de compaginar ambos trabajos siempre dando prioridad al que tenía actualmente. No era tan mala cosa y puesto que el otro puesto sería más bien intermitente aceptó.

La Guardia Gris.[]

Años más tarde, tras la derrota del Rey Exánime y el Cataclismo la orden de Caballeros de Sylvanas quedó prácticamente disuelta dejando tan sólo a los Renegados y con un cambio de mando que consideraron necesario para los nuevos tiempos. Eso la dejó más tiempo para su otro trabajo aunque se había acostumbrado tanto a su vida anterior que decidió probar suerte en un grupo de mercenarios que empezó a hacerse un nombre. Para su sorpresa absoluta precisamente los fundadores de ese grupo fueron sus anteriores jefes - Kalishta y Lémgedith, un Caballero de la Muerte un tanto extraño que ahora parecía aún más extraño - pero de algún modo parecían distintos, y no solo por el hecho de estar trabajando en un restaurante si no que se percibía un buen ambiente en general que antes era impensable.

Con el tiempo Kalishta pasó a ser el cargo más alto que intercambió con Lémgedith y lo primero que hizo fue reestructurar al personal fijándose especialmente en Shir, a la que ascendió casi immediatamente dándole un cargo oficial. 


Apariencia[]

Al igual que su hermana gemela Kalishta es bastante alta y goza de un considerable atractivo físico - de hecho sin llegar a ser exactamente iguales el parecido es asombroso - con curvas seductoras, combinadas con sus movimientos ágiles y el más que evidente resultado del ejercicio físico constante típico de una gata ladrona como ella podrían muy bien dejar asombrado a más de uno, si realmente quisiera rebajarse a eso. En realidad prefiere la comodidad a la estética, especialmente cuando se trata del trabajo. Por esta razón siempre viste ropa cómoda y que la permita moverse con facilidad por si hay alguna emergencia.

Su cabello, rubio dorado, al igual que el de su hermana mayor (por unos minutos) es ondulado y contrasta con su piel inusualmente morena.

El hecho de haberse pasado la vida corriendo por las calles y en muchos casos no precisamente por donde suele hacerlo la gente de a pie ha fortalecido todo su cuerpo sin llegar a tener una musculatura demasiado desarrollada como podría ser la de una guerrera curtida en batallas.

Tiene una cicatriz a la altura del ojo izquierdo que obtuvo como recuerdo en una de sus muchas fugas en la que estuvo a punto de perder el ojo.

Carácter[]

Suele mostrarse extrovertida, optimista y despreocupada aunque lo cierto es que está mucho más centrada de lo que parece a simple vista. Además dado su pasado difícil siente compasión por aquellos que, como ella anteriormente apenas tienen lo justo para poder seguir adelante.

No es muy simpatizante de la violencia injustificada por lo que suele evitar los follones en los que más que probablemente podría recibir algún golpe desafortunado y por supuesto tampoco se suele meter en peleas sin un motivo de peso, menos aún si está en clara desventaja numérica.

Por otro lado los años actuando entre las sombras con los correspondientes problemas con varias autoridades han agudizado sus sentidos de forma que siempre está alerta y observando. Además prácticamente nunca utiliza su verdadero nombre, llegando incluso a haber creado varias identidades falsas debidamente documentadas y cada una con su pasado perfectamente memorizado. De hecho siempre toma nota de quien la conoce con un nombre y otro además de otros detalles que considera importantes.

Al igual que todo buen ladrón o asesino que se precie siempre tiene a mano un buen surtido de armas ligeras y pequeñas algunas de las cuales son visibles y de fácil acceso mientras que otras suelen ir ocultas entre la ropa.

Ocupación[]

  • Oficial de La Guardia Gris.
  • Guardaespaldas de una comerciante itinerante, siempre que no esté en alguna misión.

Aficiones[]

  • Juegos de cartas y de azar.
  • Encontrar tesoros y artefactos históricos perdidos.

Familiares[]

  • Kalishta Shrien'dralar (Hermana gemela mayor por unos minutos).
  • Nathrae Corazón de Escarcha (Hermana - Caballero de la Muerte rebautizada tras morir).  
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