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Avance de los Cruzados por Fiordo Aquilonal
Imagen de Avance de los Cruzados por Fiordo Aquilonal
Información de la Batalla
Fecha ??/11/2009 - ??/12/2009
Lugar Fiordo Aquilonal
Resultado Caminos libres a Colinas pardas
Beligerantes
Fuerzas Aliadas
Cruzados
Campo Venganza
Vrikuls de Gjalerborn
Comandantes
Elessar Stark
Dorgenflare Vallealto
Sumo Ejecutor Anselm
Mortacechador Razael
Reina Inquinoda
Supremo Necroseñor
Gahjorn

Trasfondo[]

Tras reunirse el concilio de oficiales para debatir las rutas y suministros que requerirá la Cruzada, asi como las posibles incidecias que pueden darse en el camino, el grupo de Caballeros de las diferentes Órdenes Libres de Azeroth toman tumbo al puerto de Menethil, a fin de embarcar en la pequeña flota, rumbo a Valgarde, y poner su primer pie en dirección a Corona de Hielo. Se preparó una marcha desde Forjaz, por parte de algunos de los Cruzados, a modo de peregrinaje mientras que todas las fuerzas acudieron debidamente, tal como se dijo en la previa reunión. Pero no todos los citados se reunieron alli, ninguno de los hombres de Shatignon apareció, y tras una larga espera durante toda la noche, se decidió partir sin ellos al alba.

Se embarcaron provisiones para el largo viajar a bordo del "Sueño de Liessel", el "Orgullo" y el "Sable Marino", así como monturas, armas de repuesto y parches para diversas armaduas. La primera noche de viaje, a grifo en medio de una densa lluvia llegó el propio Serafín de Shatignon retirando a lomos de un grifo, a priori el único entre las espadas que participaría en la campaña, pese a que se retiró de vuelta a Ventormenta por falta de efectivos tras llegar a tierra.


El viaje se presentaba complicado dado que las costas sureñas de la isla, siempre están azotadas por fuertes tormentas, que alcanzaron a la comitiva de naves, y junto con una espesa niebla hicieron que uno de los galeones, el "Sable Marino" del capitán Robbert Arthur McAllister, desapareciese sin dejar rastro en la noche.


Los otros dos galeones no tuvieron problema en desembarcar en Valgarde. Tan pronto como se puso un pie en tierra, asegurando suministros y cruzados, se preparó una partida de rescate para el Capitán y las tropas perdidas en lugar por ahora desconocido.


El destino del Sable Marino había sido encallar en la Playa Derelicta, junto al Campo Venganza. La fortuna quiso que justo fuesen a parar por las fuertes corrientes marinas donde otras naves también lo habían hecho, y la tripulación había formado una línea defensiva, parapetados así del avance renegado y sus ballestas. El Sable Marino había quedado totalmente inutilizable. El Capitán Olster, veterano de la Expedición Denuedo, informó a Dorgenflare Vallealto , líder de la Organización Neutral Remdes Narth Dahm y de cómo reunirse con el resto de la Cruzada, pero el ataque Renegado llegó en ese momento. Aparentemente los ataques a esa posición eran frecuentes, comandados por el Sumo Ejecutor Anselm y su mano derecha, el Mortacechador Razael, que asentaba catapultas para derribas la improvisada empalizada hecha con pedazos del casco de navíos hundidos en la zona. Dado que no tenían la capacidad para luchar, Olster les dio cobertura con sus propior tiradores que Dorgenflare, Robbert y el resto de Cruzados pudieron aprovechar, para abatir a todo renegado en su camino y cubrir a los cruzados menos acorazados con sus escudos, mientras la batalla se cernía alrededor. Agotados, vagaron durante horas por el Fiordo desorientados hasta que una partida de búsqueda dio con ellos, los encontraron rodeados de algunos Vrykul muertos.


SableMarino

El destino del Sable Marino en Costas de Rasganorte

Tras una búsqueda exhaustiva de la enorme región, se hayó a los náufragos cerca de Skorn, y fueron puestos a salvo en Fuerte Oeste, junto con sus monturas. A pesar de la pérdida total de los suministros que le acompañaban al Sable Marino, las vidas pudieron ser puestas a salvo en su totalidad y pasarian la noche descansando y siendo tratados de sus heridas e hipotermina en la seguridad de las murallas del Fuerte de la Guardia Oeste. Se informó con premura a los Cruzados asentados en Valgarde del éxito del rescate y aceleraron su ritmo para poder asentarrse finalmente todos en el propio Fuerte dónde se matuvieron varios días, hasta que los Cruzados fueron sanados y se pudieron suplir los suminsitros perdidos con caza en los aledaños hostiles del fuerte.


Pocos días después, listos para segurir la marcha hacia el norte, tras haber conseguido indicaciones del paso Gjalerborn y las fortalezas norteñas, decenas de cruzados emprendieron marcha hacia Colinas Pardas, el refugio Ámbar. El paso entre montañas era angosto, y controlado por una feroz tribu Vrykul asentada en Gjalerborn, que la guarnición del Fuerte de la Guardia Oeste conocía bien. Varios de los carros de minerales y mercancías que enviaban al norte no habían vuelto, incluso se habían enviado partidas de rescates sin éxito alguno. A pesar de ello era un paso necesario que no había podido ser liberado aún.


Al llegar al paso Gjalerborn, los cruzados pudieron ver los cuerpos decapitados en descomposición en el suelo y las cabezas de soldados de la Alianza y la Horda empaladas a lo largo del camino. Se cerraron filas para evitar un ataque sorpresa, que finalmente se lanzó sobre los cruzados, mediante los cuerpos alzados de los caidos por los necroseñores Gjalerborn en una emboscada mortal.  La defensa les obligó a retirarse y luchar espalda con espalda contra la fuerza combinada de los Gjalerborn y los no-muertos que invocaban sus necroseñores. Durante unas largas horas, abriéndose paso a acero y fuego, fue posible atraer la atención del Supremo Necroseñor al mando de las fuerzas emboscadoras, mano de la Reina Inquinoda. En el fragor de la batalla, la espada de Lyanna Stark , esposa del Lord Comandante de los Caballeros del Grial, decapitó al Supremo Necroseñor Gahjorn que lideraba la hueste Vrykul, haciendo que los pocos no-muertos que se arremolinaban contra la formación se desmontasen como cáscaras intertes y los Vrykul lanzasen sus armas y huyesen hacia Skorn.

Paso

El temible paso Gjalerbron

Echando un vistazo alrededor, el suelo estaba lleno de heridos y cadáveres. Habría que darse prisa para llegar al Molino y reponer fuerzas de nuevo. El desgaste de las tropas estaba siendo cada vez mas asfixiante, pero el paso parecía seguro, no obstante. Colinas pardas obtendría refuerzos si los necesitase sin riesgo de caer.

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