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Nishune Anashari Canto de Plata
Imagen de Nishune Anashari Canto de Plata
Información del personaje
Servidor Los Errantes
Apodo La Argéntea
Título Venerable Hermana de Elune
Género Femenino
Raza Kaldorei
Edad 10.653 años
Clase Sacerdotisa
Alineamiento Legal Bueno
Ocupación Sacerdotisa de Elune
Lugar de nacimiento Suramar, Antigua Kalimdor
Residencia Cuna del Invierno
Afiliación Las Hermandas de Elune
Estado Viva

Trasfondo[]

Inicios[]

Hace ya diez milenios, cuándo en Kalimdor aún imperaba el orden bajo la férula de la Reina Azshara, nació Nishune Canto de Plata. Acerca de la situación de su nacimiento, cabe destacar que en los archivos que se pueden hallar en el Templo de Elune de Darnassus toda mención a su origen o a su pasado antes de acceder a las Hermanas de Elune ha sido cuidadosamente eliminada o clasificada como secreta, resultando así las raíces de la venerable Sacerdotisa Lunar todo un misterio para aquel que no disponga del placer de conocerla hasta saber esos detalles acerca de su infancia.

Nishune ingresó en la Hermandad de Elune siglos antes de la Guerra de los Ancestros, durante el ocaso de su adolescencia. Se desenvolvió en el noble Templo de Suramar durante el mandato de la Suma Sacerdotisa Dejahna, aprendiendo de las enseñanzas que transmitían las Hermanas de Elune a través de las doctrinas asentadas por Haidene, la primera de las sacerdotisas kaldorei.

Nishune Canto de Plata no tardó en hacer honor a su apellido y pronto se destacó en los cantos vespertinos y crepusculares que celebraban las Hermanas de Elune para honrar a la Diosa. Demostrando su dulce voz, la novicia era la que más se destacaba en la música litúrgica, siendo capaz de obrar prodigios de fe únicamente con sus dulces y abnegadas plegarias. Años antes del estallido de la Guerra de los Ancestros se le encomendó el rango de Sacerdotisa de Elune en una solemne ceremonia en Suramar; y se le ordenó que viajase al Templo Lunar de Brazanegra, en el oeste más remoto de Kalimdor. Aquel edicto por parte de sus superiores fue lo que le salvó la vida, pues tiempo después de su traslado a Brazanegra el mundo palideció por la locura de la Reina Azshara, lo que dio comienzo la Guerra de los Ancestros.

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Nishune invocando los dones de la diosa

Después de que el Templo de Brazanegra fuese asaltado por una horda de sanguinarios demonios, Nishune tuvo que escapar a la ciudad de Suramar para informar de la situación a Dejahna y a las Hermanas de Elune: y lo hizo nada menos que a lomos de un dragón rojo. Una vez llegó a Suramar y dio parte de lo ocurrido en Brazanegra, Nishune no tuvo más remedio que sumarse a las sacerdotisas del Templo dedicadas a sanar a los heridos en combate durante las escaramuzas contra los demonios.

Finalmente, aquellas tareas curativas la acercaron más de lo debido a la Resistencia Kaldorei de Kur'talos Ravencrest, por lo que terminó uniéndose a las filas de los guerrilleros kaldorei después de la intervención de un antiguo Guardia de la Luna al que había salvado de perecer en las llamas viles de la Legión Ardiente. Durante la Guerra de los Ancestros, Nishune se destacó como una rutilante estrella en el desesperado firmamento de la pugna contra los demonios; hecho que se combinó con la muerte de Kur'talos y el ascenso de Jarod Cantosombrío a comandante de la Resistencia Kaldorei.

Mucho ocurrió en aquellos tiempos, y de ello hay constancia en los archivos de la Hermandad de Elune. Después de la destrucción del antiguo continente de Kalimdor y la separación de la tierra, Nishune se entregó abnegadamente a la reconstrucción de la devastada Nación Kaldorei.

La Larga Vigilia

Al darse cuenta de que aún restaban amenazas en el panorama kaldorei y existía un gran mundo que limpiar, Nishune decidió alistarse a las Centinelas como Sacerdotisa de Batalla, emulando los estilos de combate de Tyrande Susurravientos y sus discípulas. Aprendió a manejar el arcoluna tradicional kaldorei, a manejar la guja de Centinela y a montar sables en la batalla, en la que comandaba desde el animal una división de Centinelas conocido como "Hijas de la Diosa". Las Hijas de la Diosa fueron fanáticas, conservadoras y con un severo espíritu de amazonas, siendo el paradigma de la mujer guerrera, pues incluso algunas se cortaban el pecho para no tener impedimentos a la hora de tirar con arco; eran consideradas como hermanas entre ellas y su estilo de lucha se basaba en el sigilo y la rapidez.

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Nishune visiblemente aburrida escuchando hablar a un Altonato sobre la magia durante uno de sus viajes

Participó en la Guerra del Sátiro, siendo parte de la guarnición de Astranaar y combatió con su unidad en las ruinas de Satyrnaar contra una horda de sátiros en una resistencia desesperada hasta recibir la ayuda de los Druidas de la Manada.

Se destacó a su vez en la Guerra de las Dunas, siendo la gobernadora de un puesto militar conocido como "Avanzada Shan'kal" enclavado en lo más profundo del desierto de Silithus. Desde allí, combatió y resistió las oleadas de silithídos y aqirs, al mando de su división de Centinelas. Al finalizar la Guerra, el veterano escuadrón de Centinelas que dirigía se disgregó debido a la muerte de muchas de sus integrantes, hecho que marcó a Nishune para siempre y tornó su carácter más cauteloso y menos incendiario. Al finalizar la devastadora Guerra de las Dunas, su pensamiento tradicionalista y conservador pasó a tensarse hasta el máximo en aquella época, defendiendo el Matriarcado kaldorei con fiereza y la supremacía de las hembras en la sociedad de los elfos de la noche.

Estuvo destinada en varios frentes hasta la Tercera Guerra, la cuál la sorprendió en la Avanzada Shan'kal. Desde allí, estuvo enterada de todos los movimientos de las fuerzas kaldorei y celebró con profusión la victoria de la Batalla del Monte Hyjal sin dejar aparte la labor de la vigilia a las Puertas del Escarabajo. Así se despidió Nishune de la Larga Vigilia y el tiempo pasó, volviendo al Templo de Darnassus donde tuvo oportunidad de empezar a celebrar misas y organizar a las fámulas cantoras, aumentando su vasto conocimiento teológico acerca de Elune y sus misterios.

El comienzo de una era[]

Así pues, la sociedad kaldorei tuvo que abrirse paso ante los acontecimientos recientes. Se plantó el gran árbol Teldrassil para sustituir al perdido Nordrassil, ya marchito e inoperante. Ante la negativa de los Aspectos a bendecir el nuevo Árbol del Mundo edificado por Fandral Corzocelada, Nishune empezó a desestimar el nuevo árbol y a ser contraria a su edificación. Nunca le agradó Darnassus como capital, a pesar de que ha estado viviendo allí como Sacerdotisa del Templo de Elune mucho tiempo. Los kaldoreis se unieron a la Alianza por necesidad, y desde entonces, Nishune ha tenido que sufrir a una gran parte de razas a las que tolera, pero cuya personalidad y formas de ser le disgusta sin llegar a un extremo xenófobo. Participó en la expedición kaldorei al Reino de Gilneas, donde se enfrentó a los huargens de Ralaar Fangfire y combatió con denodada dureza a los entes ferales que amenazaban con abnegar de impiedad el reino de Gilneas. Nishune se enamoró del lóbrego paisaje, de la campiña y de la lluvia de aquel remoto reino y cuándo se marchó, lo hizo con tristeza, jurando retornar algún día para ver reverdecer los campos y trigales, libres de la mano de los Renegados.

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Nishune en la floresta

Participó como sanadora bajo las órdenes de los Guardianes de Hyjal cuándo el advenimiento de Ragnaros amenazó con devastar toda la ancestral Montaña, y con ello aprendió a tratar quemaduras y heridas de gravedad relacionadas con el elemento ígneo. Cuándo aquella agostadora campaña finalizó, volvió a Darnassus, donde empleó a una joven iniciada llamada Nyrinna como fámula personal y donde habitó realizando tareas relacionadas con los cánticos, las misas y las tradiciones en el Templo de Darnassus. A su vez, se adscribió a Elune Adore, quedando bajo el mando directo de la General Deliantha Hojalunar.

Después de cesar de su actividad en Elune Adore, Nishune resolvió viajar a Cuna del Invierno, donde se entregó a instruir a Nyrinna en la Hermandad de Elune y los misterios de la Diosa. Actualmente Nishune deja pasar sus días en un incesante peregrinaje a través de Kalimdor en el que busca retazos de la presencia de la Diosa Elune escondidos entre las ruinas del antaño majestuoso imperio kaldorei. No duda en ofrecer su ayuda y auxilio a todo aquel que se la pida; y tampoco titubea a la hora de difundir la palabra de la grandiosa Elune mientras hace de la Tierra de la Luz Estelar Eterna un lugar mejor.

Apariencia[]

Ante ti se muestra una esbelta kaldorei, delgada como un junco, envuelta en un majestuoso porte cargado de serenidad, calma y luminosidad. Su piel es pálida como la nieve, impoluta y suave, mientras que sus largos cabellos se encuentran trenzados en una larga coleta argéntea que cae con gracilidad sobre su pecho. Posee un esbelto cuello que suele adornar con un sencillo colgante de plata que representa una media luna, sencillo y de manufactura artesanal.

Sus labios presentan una suave tonalidad azulada que acompaña a las hebras de su cabello que adoptan a su vez un tono similar, siendo el labio inferior más grueso que el superior, el cual se curva ligeramente hacia arriba. Su semblante acostumbra a mostrarse siempre enmascarado en una tranquilidad y pasividad hiératicas, sin resultar del todo dulce o relajado. Más bien, Nishune parece una cazadora atenta a su presa, sin perder el aire imponente del que muchas kaldorei disfrutan al ser el género dominante en la política darnassiana.

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Nishune antes de recibir los tatuajes que representan el tránsito a la edad adulta en los kaldorei.

En su anguloso rostro se destacan sus ojos, dos resplandecientes orbes de luz blanca que parecen observar y analizar todo lo que ven con una precisión casi incisiva, acompañada de una fijación que incluso podría ser molesta para algunos. De aspecto etéreo, similar al de los seres feéricos que pueblan los bosques de Kalimdor, Nishune parece ser un intenso rayo de luna en mitad de la oscuridad de una floresta, totalmente libre de todo yugo o cadena.

Acostumbrada a la senda de aquel que es errante y al severo estilo marcial propio de las mujeres kaldorei, Nishune presenta un físico fibroso, sin perder así la clásica armonía propia de las sacerdotisas de Elune cuyo elevado estamento representa con orgullo y devoción.

Indómita, ambiciosa y autoritativa, Nishune es una mujer que desea controlar todo lo que haya a su alrededor con la mayor precisión posible y una rígidez casi exagerada. Acostumbra siempre a seguir unas pautas marcadas por ella misma y jamás se permite darse de bruces con algo que logre descomponerla, si no que avanza siempre con la cautela y el cuidado de alguien acostumbrado al peligro. Moderada y austera, se destaca por su discreción, exceptuando sus ropajes, de corte caro y elegante, que siempre se ufana en lucir para representar la magnificicencia de la Diosa.

Familiares[]

  • Elfa de la NocheAnyria Canto de Plata: Madre, fallecida durante la Guerra de los Ancestros.
  • Elfo de la nocheRaethorias Finalba: Padre, fallecido durante la Guerra de los Ancestros.
  • Elfa de la NocheKerayla Canto de Plata: Hermana, viva.
  • Elfa de la NocheRasharia Canto de Plata: Hermana, Sacerdotisa de la Luna, fallecida durante la Guerra de los Ancestros.
  • Elfo de la nocheTheronus: Sobrino, hijo de Rasharia, actualmente vivo.
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