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Álberic Valdren
Imagen de Álberic Valdren
Información del personaje
Género Masculino
Raza Huargen
Edad 26
Ocupación Explorador al servicio de Inteligencia de Tiramar
Lugar de nacimiento Gilneas
Residencia Tiramar, La Hidra
Afiliación Gilneas, La Alianza, Casa Von Khanstein, Legado Áureo, La Hidra.
Estado Vivo

Historia:[]

Orígenes: (Por editar)[]

El invierno arreciaba en Gilneas, las noches eran frías y la humedad se introducía hasta los huesos. Era una noche cerrada, como todas, y entre los densos y oscuros nubarrones podía verse la clara luz que desprendían las dos lunas. Llovía, llovía a mares y muchas de las callejuelas de la ciudad empezaban a convertirse en auténticos torrentes debido a la incapacidad del alcantarillado de contener aquella fuerza devastadora. Fue en esa noche cuando una pareja de indigentes escucho el llanto de un bebé procediendo de uno de los lugares donde uno menos esperaba encontrarse algo así: un cubo de basura. La criatura estaba apenas cubierta por unas mantas manchadas de sangre y se encontraba al borde de la hipotermia. La mujer, Lorena, cogió al bebé, salvándolo así de su funesto destino. Desde entonces, aquel bebé pasaría a tener la familia que nunca tuvo. Su padre adoptivo, Albus, al que todos llamaban "el impostor" era un estafador de poca monta que vivía de lo que conseguía sacarle a los desprevenidos que caían en sus artimañas, pero la falta de extranjeros (obvia, por otra parte) termino obligándole a vivir de trabajos esporádicos y bastante poco honorables. Lorena, por otra parte, había pasado su adolescencia trabajando como "acompañante" en uno de los barrios bajos, donde acabo haciéndose famosa por la frecuencia con la que la contrataban. El bebé tuvo la suerte de que la desgraciada Lorena había tenido un hijo hacía poco, y todavía podía darle de comer en sus primeros meses de vida.

El niño fue creciendo en un ambiente sórdido y a menudo calificado de inhumano, entre prostitutas, rateros, mendigos, estafadores, asesinos y personajes de no mejor calaña. Poco a poco, se fue haciendo un pequeño hombrecito que ayudaba a su nueva familia a salir del paso robando en los mercados y a los transeúntes de las vías más transitadas. Le habían llamado Álberic por su padre, y sin duda que poco a poco el joven ladrón fue adquiriendo un enorme respeto por él, que le había enseñado prácticamente todo lo que sabía. Su madre, por otra parte, y que en otros tiempos había sido hija de boticarios, le había enseñado a usar algunas plantas del bosque en su beneficio, al fin y al cabo era muy frecuente tener que recurrir a esta clase de remedios para sobrevivir a los inviernos.

Con quince años, su madre murió de tuberculosis, algo que le afecto profundamente, puesto que fue practicamente la única persona  a la que le había cogido cierto cariño. Se quedó al cargo de su padre, que meses después moriría por disentería. Quedo nuevamente huérfano y a medida que la ciudad se expandía, se iba acabando la seguridad y el trabajo que le ofrecían aquel barrio que poco a poco empezaba a quedar abandonado. Abandono a su hermano a su suerte y huyó de la ciudad y se adentro en el bosque, trabajando aquí y allá en las aldeas donde se le daba algún oficio, ya fuese como mozo de cuadra temporal o como limpiador de letrinas, lo que fuese con tal de sacarse unas monedas con las que comprar el pan que le sustentaba. Fue en esta época en la que más aprendió (en gran medida a base de sufrir las consecuencias) la mayoría de los usos que podían dársele a las plantas autóctonas, ya fuese para conseguir venenos con los que ayudarle en alguna ocasión a cazar alimañas o como remedios naturales para el dolor y el hambre.

La crisis de los Lupinos: la Maldición de Gilneas. (Por editar)[]

Álberic trabajaba en una pequeña colonia al sur de la Mansión de los Cringris, limpiando los baños y haciendo de camarero en una taberna en la que habían tenido la amabilidad de acogerle a cambio de su esfuerzo. Una noche paseaba entre los árboles buscando leña para la rugiente hoguera cuando, de improvisto, lo que llevaba tanto tiempo temiendo ocurrió. Una de aquellas bestias, un huargen, se le había echado a la espalda con el fin de ganarse una suculenta cena. Álberic estaba asustado y durante un forcejeo que apenas duro unos segundos, pero que al joven le parecieron horas, y sin saber muy bien como, consiguió atravesar el costado de la criatura con una de sus dagas, la cual aulló de forma espantosa a causa del dolor. Álberic estaba sumido en una sed de adrenalina que ni siquiera le dejo pensar antes de agarrar por el pelo a aquella bestia y degollarla, acallando el escándalo. Por desgracia, Álberic había sufrido una mordedura de no muy buena pinta en el hombro, muy cerca del cuello. Rápidamente, y temeroso de que en la taberna la hija del encargado, Sallie, le echase la bronca por no traer nada, cogió toda la madera que había conseguido y se fue corriendo y medio tambaleándose hasta el establecimiento.

Quizá fue la suerte de haber estado en el momento adecuado y en el lugar correcto que Álberic fuese uno de los primeros huargens en ser atrapados para experimentar con aquel nuevo suero. Por desgracia, el día que se transformo y también el día en el que le capturaron, había matado por accidente a Sally, con la cual había tenido una corta relación.

La Invasión: (Por editar)[]

Con los días, los primeros rumores de la invasión habían salido a la luz cuando muchos de los voluntarios y de los cazadores salían al encuentro de una fuerza invasora que provenía del mar. Los temblores habían abierto una brecha entre las afiladas estacas de piedra que protegían la costa de desembarcos y habían permitido que aquellos no-muertos entrasen impunemente.

El primer enfrentamiento que Álberic tuvo con un renegado fue como miembro de un grupo de voluntarios que había salido a explorar los alrededores de la ciudad para informar de los movimientos del enemigo. Álberic sorprendió a un zapador tratando de colocar explosivos en el interior de una de las vías del alcantarillado y acabo con su vida. Aquel renegado llevaba consigo un libro de ingeniería, un libro del que Álberic aprendería mucho en los años venideros. Tras muchos meses, empezaba a comprender el lenguaje de los no-muertos, y muchos meses después pudo comprender la práctica totalidad de las palabras que iban apareciendo en el libro, y las que no conocía las sacaba por contexto o sencillamente las omitía, provocando más de un accidente.

Apenas tuvo momentos para combatir al inicio de la invasión, pero sí semanas después. La mayoría de sus compatriotas habían huido de forma rastrera a las tierras de los elfos, buscando su cobijo y protección. Álberic, por su cuenta, se había quedado en Gilneas, donde se dedicó a asesinar de forma sistemática a las pequeñas patrullas que se iba encontrando a lo largo del bosque. Lo que había aprendido de aquel libro de ingeniería le había ayudado a fabricar minas y explosivos sencillos con los que tuvo la oportunidad de ocasionar grandes dolores de cabeza a aquella fuerza invasora.

Finalmente, y cansado de luchar de forma inútil, Álberic se unió a la casa nobiliaria de los Von Khanstein, donde empezaría una nueva etapa de su vida.

Servicios a la Casa Von Khanstein y retiro en Tiramar.[]

Su vida dio un giro cuando tomó las armas al servicio de la Casa nobiliaria con el único objetivo de unir sus esfuerzos a los de otros compatriotas por defender Gilneas. Allí, su vida solitaria y peregrina finalizó para dar lugar a una etapa mucho más sedentaria, militarizada y organizada. Puso al servicio del Lord sus conocimientos y participó en numerosas "partidas de caza", como él las llamaba, sirviendo de explorador y de miembro avanzado en sus incursiones a los bosques del reino invadido. Fue aquí donde conoció a Catherine Mayfair y al que fue su prometido, Mursan Galvatore. Se trató de una relación fuerte que destacó como una fuerte camaradería y amistad.

De sus peripecias en los bosques de Gilneas poco hay que decir y fue más tarde, en un viaje a Crestagrana, que se unió al grupo una mujer que cambiaría por completo la vida del gilneano. Su nombre era Evangeline Oswald y Álberic no tardó demasiado en quedar prendado de sus encantos. Tras un tiempo y una vez de regreso en Gilneas, ambos iniciaron una relación sentimental caracterizada por su fatídico final cuando, al abandonar Gilneas y reencontrarse en la ciudad de Ventormenta, ambos decidieron separar sus caminos. Este vuelco de la situación resultó ser un duro golpe para Álberic, que decidió abandonar Ventormenta y unirse a una temeraria expedición de un noble relacionado con los Von Khanstein en ayuda de la gobernación de La Hidra, una colonia en la Costa del Oro. Consigo se llevó a su amiga Catherine Mayfair, a la que le había rogado que lo acompañase y por la que su afecto no había menguado pese al paso del tiempo.

Si bien el único objetivo de Álberic en aquella aventura era el abandonar por completo Ventormenta, Evangeline y todo lo que aquello marcaba en su pasado para iniciar una vida nueva en un lugar diferente, durante las campañas militares contra los piratas no fueron pocas las ocasiones en las que se arrojó al combate con el único objetivo de perder la vida de alguna forma. Fue más tarde, a su vuelta en Tiramar tras haber sido dado por muerto durante un naufragio que pidió matrimonio a Catherine, con la que se desposaría poco después. Fruto de esta unión nació Emma, la única hija legítima por ambas partes de la pareja, pues Álberic habría adoptado en el pasado a los hijos de su actual esposa con su ex-prometido.

Con el matrimonio y el posterior nacimiento de su hija Emma, Álberic abandonó por completo toda relación con su vida pasada, atada a un constante peligro y decidió que era hora de iniciar una vida. Trabajando en los astilleros de Tiramar dedicó su vida a cuidar única y exclusivamente de su esposa y de sus hijos, despreocupándose por completo de todo lo demás.

Regreso de la Legión Ardiente: La ofensiva de la Costa Abrupta.[]

Ante el regreso de la Legión Ardiente a Azeroth, Álberic se unió a la gobernadora de La Hidra, Jesabela Rocarena en su participación en la gran ofensiva que la Alianza había organizado sobre las Costas Abruptas. A bordo del Venganza de Tiramar, el gilneano partió en busca de un futuro incierto que terminó de forma desastrosa cuando, durante una tormenta en pleno avance hacia la Costa Abrupta El Venganza se separó de la flota y fue arrastrado por el mar, naufragando en las costas de Azsuna, en la que actualmente permanecen cautivos los supervivientes del accidente.

Apariencia[]

Se trata de hombre joven que goza de una estatura media no demasiado destacable y de una complexión atlética fruto de un constante y riguroso entrenamiento, que han cincelado su cuerpo y que le dan un aspecto saludable y en forma.

Pese a ser joven, su rostro denota el paso por un sinfín de vivencias de todo tipo, que si bien no llegan al punto de envejecerle, sí le hacen parecer algo mayor de lo que realmente es. De pómulos no excesivamente altos y de facciones marcadas, resultan distintivos los rasgos característicos de la gente norteña con unos ojos de un profundo verde esmeralda. Su pelo es de un intenso azabache le cae hasta los hombros y pese a su suavidad, apenas se preocupa demasiado por él y suele llevarlo algo despeinado. Sus manos, ásperas, dejan ver que se trata de un hombre que trabaja con ellas con frecuencia y que está acostumbrado al trabajo manual.

Lo que más destaca de su apariencia, a simple vista, es probablemente el hecho de que es prácticamente ciego de su ojo izquierdo. Una cicatriz casi imperceptible atraviesa la parte superior de su ceja, recorriendo en diagonal la cuenca ocular, y terminando en la parte inferior de la ojera. El ojo, visiblemente intacto, ha perdido parte del color, causándole una ceguera parcial.

Carácter (por actualizar)[]

La psique de Álberic es un armario de compleja ordenación y compresión. A primera vista puede parecer un hombre callado y solitario, y efectivamente lo es. Meditabundo en la mayoría de las ocasiones, prefiere el silencio y la soledad a la compañía de cualquier ser vivo a excepción de su esposa. Cuando se expresa puede ser de lo más directo o condenadamente evasor, y es que la complejidad de las ideas que rondan su cabeza han marcado una profunda dualidad en su personalidad, haciéndolo en la mayoría de las ocasiones impredecible para quien no lo conoce a fondo.

Para los más observadores, es peculiar la obsesión que muestra por el orden, pues en su afán de tener todo bajo control ha desarrollado la necesidad de que todas y cada una de las cosas que lo rodean se sitúen de la forma en la que deben estar, resultando cualquier cambio un motivo para que se encuentre incómodo.

Pese a su frialdad y a su estricta forma de resultar calculador con todo, se trata de un hombre que en la intimidad y en lo referente a las personas por las que siente afecto es profundamente afable, cariñoso y protector.

Familiares[]

  • Humano Thobías Mendelievh: Abuelo
  • Humana Lorena Valdren: Madre (Fallecida)
  • Humana Evangeline Oswald: Antigua pareja (Desaparecida)
  • Humana Catherine Mayfair: Esposa  
  • Niño humano Niña humana Roseline y William Galvatore: Hijos adoptivos 
  • Niña humana Emma Valdren: Hija  
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