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Feliz Costasur

BOLETÍN DE INFORMACIÓN DE LOS TERRITORIOS RENEGADOS



¿Qué tal, humanos? Los renegados creemos que estáis pobremente informados sobre el curso de la guerra, y vuestros líderes ni siquiera os explican por qué os obligan a luchar. No hay nada más confuso que ser arrastrado a una guerra absurda para morir o ser mutilado de por vida, sin la más remota idea de qué está pasando.

Las Laderas de Trabalomas eran un rico país dominado por una casta burocrática brutal que esclavizaba a sus habitantes y les robaba el fruto de su duro trabajo. Las bandas de ladrones y asesinos campaban a sus anchas sobornando a las autoridades, y torturando aún más a los oprimidos trabajadores y campesinos del lugar.

Con la llegada triunfal de los renegados, las riquezas de Trabalomas son ahora propiedad de sus legítimos dueños, y los opresores y las cucarachas que la parasitaban han recibido su justo castigo.

Pero las serpientes de la Alianza, lideradas por el rey-verdugo Varian Wrynn, se han apresurado a correr en auxilio de las bandas de gángsters que se niegan a ceder su parte de los robos y expolios, arrancados de las cansadas manos de los más pobres y desafortunados.

Y os envían a vosotros, gente sencilla y trabajadora, para servir de carne de cañón en esta perversa maquinaria de sangre y destrucción que simboliza el león dorado de la Alianza.

Nosotros, los renegados, rechazamos los maquiavélicos planes de los asesinos de Varian Wrynn, y os tendemos una mano amiga a vosotros, humanos, para que volváis a ser libres y viváis en paz en vuestras casas.

Sabemos que la cruel propaganda de la Alianza nos demoniza con mil mentiras ponzoñosas destinadas a confundir vuestras sencillas mentes, pero también sabemos que no hay nada más real y verdadero que el testimonio directo de un soldado como vosotros.

A continuación, reproducimos la carta que un feliz soldado le envía a su añorada esposa:


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Esposa mía, estoy bien. Sé que los renegados me permitían huir junto a tí y a nuestras crías, pero era mi voluntad permanecer aquí. Ya conoces la testarudez de los humanos.

Los renegados nos tratan a todos muy bien. De hecho, gracias a su imparable maquinaria de guerra ahora vivimos en unas condiciones muy superiores a las que padecíamos antes bajo el yugo de la Alianza. Te gustaría estar aquí.

En el campamento nos dedicamos a comer, dormir, y añorar el pasado, entre otras actividades comunes de nuestra pusilánime raza. De vez en cuando, los renegados nos permiten realizarnos mediante el trabajo en los Campos de Lodo, donde cultivamos lodo y setas con fines terapéuticos. Además, los renegados nos permiten poseer un campo entero para humanos. El trabajo de hoy es nuestro camino para ser libres en el mañana.

Recientemente, una partida de humanos solicitó su ingreso voluntario en el Campo, huyendo de los comandos de terroristas huargens que los persiguen y los torturan brutalmente, con la intención de convertirlos en bestias feroces. Afortunadamente, los bondadosos renegados aceptaron su petición, y ahora están aquí a salvo de la maldición contagiosa de los huargens.

Gracias a los renegados, Laderas de Trabalomas ha cambiado para siempre, y pronto toda la escoria de la Alianza será barrida de Gilneas, de Lordaeron, y de todo Azeroth.

Espero impaciente ese momento, y cuando nos volvamos a abrazar nuestra piel.


¡Muerte a los vivos!

¡Por los renegados!


Tu esposo,

John S. Hombre, teniente del Ejército de los humanos

Costasur, Territorios Renegados

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¿Y vosotros, a qué esperáis? ¡Abandonad las armas! ¡Uníos a vuestros hermanos renegados!


¡Por la paz!

¡Muerte a la Alianza!

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